Los hechos ocurrieron entre 2010 y 2013 durante los cuales el hombre violó prácticamente todos los días a la niña a la que amenazaba con un arma blanca y con violar a su hermana si lo delataba. Seis años después del primer abuso la joven se animó a contar lo sucedido y tras una investigación a cargo del fiscal Rodolfo Moure se detuvo al imputado en marzo de 2017. La causa avanzó, llegó a juicio con el imputado detenido en el complejo penitenciario de Batán y concluyó con el debate que se realizó la semana pasada en el sexto piso de Tribunales.
Los jueces Alexis Simaz, Néstor Conti y Roberto Falcone consideraron “coherente y veraz” el relato que la víctima hizo en cámara Gesell y en el que imputó sin dudar a su tío como el autor de los abusos sexuales reiterados que sufrió.
Los magistrados descartaron cuestiones eximentes de la responsabilidad penal y solo tomaron como atenuante el buen concepto vecinal que refirieron los informes anexados a la causa. En cuanto a los agravantes coincidieron en valorar la condena anterior y la extensión del daño causado evidenciado en distintos intentos de quitarse la vida que tuvo la menor.
Tras condenarlo a la pena de doce años de prisión, el Tribunal ordenó comunicar la sentencia al Registro de Condenados por Delitos contra la Integridad Sexual y obtener –una vez que la sentencia quede firme- el perfil genético de J.C.G. para remitirlo al Registro Nacional de datos genéticos vinculados a delitos contra la integridad sexual.