Por Gustavo Idígoras
La pandemia mundial del coronavirus es el principal desafío sanitario, social, económico y comercial de la actual globalización. Solo 12 países aun no reportan casos de coronavirus. Más allá de los efectos en la salud pública, es altamente probable que existan nuevos procesos que modifiquen los patrones del comercio internacional agroindustrial post coronavirus.
La primera observación que surge de la epidemia es el aislamiento internacional, incluyendo cierres de frontera. Las elites políticas aplican restricciones y prohibiciones de ingreso de extranjeros y de ciudadanos locales que pretenden retornar a sus países de origen.
Los gobiernos empiezan a entender que es menos riesgoso para la salud de sus habitantes, tomar medidas de aislamiento que abrir sus fronteras al mundo, por lo que estamos viendo el posible inicio de un retroceso de la globalización que tendrá impactos en el comercio internacional. La contrapartida del aislamiento es el proteccionismo comercial, es decir cerrar la frontera no solo a personas sino también a mercaderías de terceros países.
El proteccionismo post coronavirus podría tener más características medievales que del Siglo XXI. No estará tan abocado a medir emisiones de gases efecto invernadero y/o reducir las huellas ambientales, más allá que estos procesos sigan sus cursos. Las políticas de frontera estarán más enfocadas a reducir los riesgos sanitarios, particularmente los de la salud pública.
En ese sentido, las materias primas agroalimentarias y los alimentos derivados podrían ser el núcleo principal de ese paradigma proteccionista, precedidas de los efectos inmediatos contra el turismo internacional, los vuelos comerciales y la movilidad internacional de profesionales que tendrán, probablemente, restricciones masivas.
Los organismos internacionales dedicados a la agricultura como la FAO y el IICA ya están alertando de los riesgos de la seguridad alimentaria por la pandemia y la necesidad de promover el comercio internacional, visualizando escenarios proteccionistas en el corto plazo.
Particularmente, identifico algunas variables posibles que estructuren un sistema de comercio internacional fragmentado por criterios de credibilidad sanitaria más que por acuerdos de libre comercio.
Los parámetros que podrían definir este escenario de comercio internacional post coronavirus serian entre otros:
- Categorías de países con credibilidad sanitaria: la forma de resolución de este tipo de crisis sanitarias generara pérdidas de confianza en sistemas de control de países altamente afectados por el coronavirus así como mayor credibilidad en aquellos que están pudiendo administrar esta epidemia. La Argentina ya tiene ejemplos de pérdida de reputación con sus crisis de fiebre aftosa y el impacto en el comercio de carnes así como en la confianza sobre sus sistemas de control público. Perder la confianza es una cuestión de minutos, recuperarla lleva años.
- Mayores requisitos sanitarios de importación: particularmente focalizados en los productos de origen animal dado el origen de la epidemia, y en las múltiples epidemias de los últimos años que periódicamente afecta los sistemas productivos animales tal como la reciente peste porcina en Asia.
- Controles incrementales en barcos y transporte internacional: los países intensificarían controles sobre las mercancías al arribo a sus puertos así como toda la tripulación o transportistas.
- Trazabilidad desde el origen hasta la mesa de los consumidores, con mayores exigencias a las actuales, donde la información online tenga que llegar a todos los consumidores finales para darles mayores garantías de los alimentos que están consumiendo.
- Productos con alto riesgo de contagio: las agencias de evaluación de riesgo de muchos países podrían publicar listas de alimentos con mayor propensión a contagios masivos de virus con efectos en la salud pública y esto condicionara las tendencias de consumo de ese tipo de productos.
- Consumo local: profundización de los procesos actuales de promoción de la producción y el consumo en la misma región para blindar al consumidor de mayores garantías del origen de sus alimentos.
- Auditorias de países compradores: incremento de misiones de inspección de autoridades nacionales de países compradores a los sistemas de producción y exportación de los países exportadores de alimentos que aumenten sus exigencias y cuestionan con mayor fuerza.
Estamos frente a un panorama incierto, la intensidad y duración de esta pandemia es hoy imposible de predecir. La seguridad alimentaria mundial seguirá siendo un tema prioritario de nuestro planeta.
Para seguir siendo un país agroexportador por excelencia también es clave el éxito de las medidas preventivas de nuestro sistema federal y republicano de gobierno y de las cadenas nacionales de valor. Si todos actuamos con responsabilidad y solidaridad, seguramente tendremos más oportunidades para ser un proveedor confiable de alimentos en el mundo post coronavirus.
El autor es Magister Relaciones Internacionales. Profesor e investigador de la escuela de Agronegocios de la Fauba