Especialistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectaron para el presente año exportaciones del agro por encima de los USD 40.000 millones, en una campaña agrícola muy complicada por los efectos de la sequía.
Andrés Paterniti, Analista de Cultivos del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, presentó un panorama del estado actual de los diferentes cultivos de verano, con énfasis en los efectos del déficit hídrico sobre las estimaciones iniciales de producción, que ya descontaban un escenario desafiante, y analizó como impactarían las condiciones agroclimáticas de los próximos meses sobre estas cifras.
Al respecto, dijo que las altas temperaturas, y con precipitaciones heterogéneas y por debajo a la media, generaron caídas esperadas en las siembras tempranas de hasta un 30% en los núcleos productivos, donde la producción de maíz presentó un recorte de 6 millones de toneladas, un 10,5% por debajo de la estimación inicial de 57 millones de toneladas.
Por otro lado, la producción de soja registró una caída de 2 millones de toneladas, reflejando una caída del 4,5 % respecto de la estimación de producción inicial de 44 millones de toneladas. Por último, la producción de girasol sufrió una reducción de 200 mil toneladas.
Frente a este panorama tan complejo, la merma de las cantidades producidas tendrá consecuencias negativas sobre los volúmenes de molienda y exportaciones de granos y subproductos de Argentina.
Pese a esto, el buen escenario de precios internacionales que se están registrando por estas semanas compensaría la disminución de la producción y se transformaría en una nueva contribución récord del sector a los principales agregados económicos.
El aporte a la recaudación fiscal alcanzaría los USD 16 mil millones y el Producto Bruto Agrícola se acercaría a los USD 48 mil millones.
“Estas estimaciones están sujetas a una alta incertidumbre, no solo por los impactos finales de la sequía sobre nuestra producción, sino especialmente por la volatilidad que registran los mercados internacionales como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania”, agregó Agustín Tejeda, el economista jefe de la entidad.
Es por eso que ante una elevada incertidumbre, el economista de la Bolsa porteña planteó la necesidad de que haya políticas que envíen señales claras a los productores de cara al nuevo ciclo productivo, que comenzará en mayo próximo con la siembra de los cultivos de invierno.
También habló de continuar trabajando en el desarrollo de una política integral de gestión del riesgo agropecuario, para prevenir las acciones climáticas adversas que luego afectan la contribución del sector a la economía argentina.