El ministro Sergio Massa se prepara para instrumentar la cuarta edición del “dólar soja” con el propósito de recomponer las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).
Ya en julio pasado el equipo técnico de Massa, encabezado por el economista Gabriel Rubinstein, tenía planes para lanzar un “dólar soja 4”, pero los representantes de la industria aceitera se opusieron porque la tercera edición del operativo les generó muchos dolores de cabeza. Finalmente, la cuestión de dirimió con el lanzamiento del “dólar maíz”.
Tras las PASO, las presiones cambiarias se tornaron más intensas y el gobierno procedió a reforzar el bloqueo a las importaciones, algo que, obviamente, resulta enormemente contractivo en términos de actividad económica.
Además de las complicaciones financieras y administrativas del régimen denominado “dólar soja”, el panorama internacional del mercado oleaginoso luce ahora por demás complejo con un EE.UU. que no logró recomponer reservas internas de soja y una Sudamérica que promete inundar la plaza global de poroto en el primer semestre de 2024.
Pero la realidad es que el sector agroindustrial argentino es el único que puede proveer de dólares al gobierno.
Así es como, conversación va y viene, llegaron a un consenso y determinaron que lo mejor consistía en la implementación de un mecanismo similar al implementado ya en el sector hidrocarburífero: la libre disponibilidad de divisas.
En ese marco, las industrias aceiteras podrán disponer del 25% de las divisas generadas, mientras que el 75% deberán seguir ingresándolo al país para ser cambiado por pesos al tipo de cambio oficial.
En términos cambiarios, esa metodología, considerando el tipo de cambio “contado con liquidación”, permite obtener en promedio un tipo de cambio de 453 $/u$s con las cotizaciones de cierre del viernes pasado.