Hace 38 años, el 29 de junio de 1986 en México, la Selección argentina, bajo la dirección de Carlos Salvador Bilardo y con la brillantez de Diego Maradona, conquistó su segundo título mundial.
En el Estadio Azteca, con goles de Tata Brown, Jorge Valdano y Jorge Burruchaga, Argentina derrotó a Alemania 3 a 2 en una final que quedó grabada en la memoria de todos.
Un 29 de junio, Argentina se consagraba campeona del mundo por segunda vez. Tras haber dejado en el camino a Inglaterra y Bélgica, la Selección se enfrentó a Alemania Federal en una final llena de emociones.
Aunque Maradona no anotó en la final, su asistencia a Burruchaga para el gol del triunfo fue crucial, consolidando el 3 a 2 definitivo y la segunda estrella en el escudo de la AFA.
La final comenzó con un gol de cabeza del recordado José Luis Brown a los 23 minutos del primer tiempo, superando al arquero alemán Schumacher. En la segunda mitad, a los 56 minutos, Jorge Valdano amplió la ventaja a 2 a 0.
Sin embargo, Alemania reaccionó y empató el partido con goles de Karl-Heinz Rummenigge y Rudi Voeller. Fue entonces cuando Maradona, con una genialidad, asistió a Burruchaga para que anotara el gol definitivo a los 83 minutos, asegurando el título para Argentina.
El camino hacia la gloria no fue fácil. La preparación del equipo había sido turbulenta, con un rendimiento incierto y una clasificación angustiosa.
Desde el debut contra Corea del Sur hasta la final, el equipo sufrió cambios y ajustes, con jugadores como Néstor Clausen y Claudio Borghi quedando al margen después de los primeros partidos. Pero a medida que avanzaba el torneo, el equipo se consolidaba.
Los cuartos de final contra Inglaterra fueron memorables, con Maradona anotando dos de los goles más icónicos de la historia del fútbol. El primero, conocido como la “Mano de Dios”, y el segundo, “El gol del siglo”, demostraron la habilidad y la picardía de Diego.
En semifinales, Maradona volvió a brillar contra Bélgica, asegurando el pase a la final con dos goles más, consolidándose como el mejor jugador del torneo.
La final contra Alemania fue el último desafío. Aunque el equipo alemán era fuerte y había superado a rivales poderosos, el destino parecía estar del lado de Argentina. Maradona, con un rendimiento excepcional a lo largo del torneo, tocó 62 balones por partido, recibió un promedio de 7.4 faltas y buscó el arco rival 49 veces. Su contribución culminó con la asistencia decisiva a Burruchaga, que selló el triunfo definitivo.
México 1986 será siempre recordado como el Mundial perfecto e inolvidable. Fue el torneo donde Diego Maradona se elevó al Olimpo del fútbol y nos hizo a todos más felices que nunca.
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