“Para nosotros que nos criamos ahí en Palermo fue un golpe terrible cerrar las puertas del club, siempre intentamos volver y, si bien es difícil en los tiempos que corren, siempre están las ganas” nos cuenta Daniel Gallo, uno de los integrantes de este grupo que busca refundar el club junto a otros históricos de la institución como Abel Sarratea y Carlos Saez.
Por ahora son cuatro o cinco, pero la idea es convocar y aunar voluntades para volver a tener una sede, asumiendo que la histórica de calle 52 no será fácil de recuperar.
Cuentan con una ventaja, Palermo está hoy en la Liga de Fútbol Amateur y volvió a sonar en el ambiente.
Es barajar y dar de nuevo, y empezar de cero como habrán seguramente arrancado hace más de 60 años los fundadores de una institución que supo ser un icono de la ciudad y que albergó el sueño de tantos jóvenes y familias. Los integrantes de “la ilusión palermitana” saben que no es una tarea difícil, la gente tiene sus problemas diarios, la situación económica no ayuda, pero suponen que los que iniciaron esto, tenían los mismos problemas y lo lograron.
“Ahí está el desafío y las puertas abiertas para los que se quieran sumar, todo sea por la V roja palermitana, nos avalan aquellos dirigentes que hicieron historia, también brillantes futbolistas, un barrio donde nació, el puerto, así que solo te queremos entusiasmar y contagiar esta locura” enfatiza Daniel Gallo.
Y vale citar, para terminar, está crónica, al personaje de Ricardo Darín, en Luna de Avellaneda, en la piel de Román que intenta defender al club antes de la votación de socios que autorizará su venta:
El discurso de Román apelaba a salvar el club, con trabajo, con esfuerzo y con solidaridad.
“La gente venía a encontrarse con sus amigos, venía a preocuparse por el otro”, enfatiza y sentencia: “Yo no se ustedes, pero yo acá adentro siempre fui el mismo tipo y me sentía el mejor amigo y el más querido”.
Un poco de todo eso, de lo lindo que dejaron los clubes en el alma de cada de uno y de estos soñadores que buscan rescatar, aunque sea un pedacito de esos lugares donde fuimos felices.