Algún día Manuel Trípano se tendrá que sentar tranquilo y con tiempo, y ponerse a escribir o grabar el largo camino recorrido que ha tenido que pasar hasta lograr ser campeón del mundo de canotaje en plena fortaleza europea, una situación única a la que no se llega de un día para otro ni producto de la casualidad, claro está.
Nacido un 1 de diciembre de 2004, de la mano de su padre, el coach nacional Javier Trípano, Manuel se subió a una embarcación de este tipo en el Río Quequén con solo dos años y desde ahí no se bajó más. Tuvo sus primeras competencias en Brasil, participó con éxito en Juegos Bonaerenses y Evita, y un día empezó a medirse con la elite del canotaje en Europa. Hasta que el pasado sábado 6 de Julio tocó el cielo con las manos con solo 19 años, al consagrarse como Campeón Mundial de Canotaje Slalom en Canoa Individual (C1) Sub 23 en Eslovaquia, en las aguas de la pista “Ondrej Cibak”, en el río Váh, siendo el único argentino y sudamericano en una competencia llena de europeos.
Por estas horas, Manuel tuvo una cálida recepción en Necochea a su regreso de la gira con la medalla del campeón, pudo reencontrarse con su mamá Mercedes, su novia Sofía y su entrenador y tío, Martín, y este jueves junto a su padre fueron recibidos por el intendente Arturo Rojas en la Municipalidad y por la presidenta del Consorcio de Gestión en Puerto Quequén, Jimena López. Es que Manuel está matriculado a la Federación Argentina de Canoas a través de la Escuela Municipal de Necochea, y a su vez, desde este año forma parte del Equipo de Alto Rendimiento de Puerto Quequén, algo fundamental que lo salvó desde lo económico para poder estar presente en la gira europea y solo pensar en lo suyo: competir.
Es por ello que a la hora de hacer memoria, Trípano contó que “desde los dos años estoy arriba de un bote y me acuerdo de todos los viajes que salieron del bolsillo de mi familia y que han sido a pulmón, hasta que en 2019 tuve el primer contacto con este tipo de competencias”, pero por entonces “un podio y una medalla de oro se veía lejos, como un mundo irreal”.
Viajes de tres días para enfrentarse a rivales que viven a un puñado de kilómetros del lugar de competencia; tener que desempeñarse con una misma canoa durante largos años contra rivales que pueden cambiarla cada seis meses; o inventarse circuitos caseros en el Río Quequén para entrenar e ir a competir frente a rivales que se preparan en estructuras acordes para la disciplina. Es por ello y varias cuestiones más que “irreal” como dijo Manuel parece quedarse corto, y he aquí se explica el tamaño de la hazaña lograda por el necochense.
Su papá Javier, con lágrimas en los ojos rememoró que “esto es una cruzada de 20 años y de dos generaciones competitivas, ya que con mi hermano Martín fuimos competidores y después entrenadores, y yo después fui papá de Lola y Manu, y siempre soñé con compartir el deporte”, y para contextualizar el logro histórico de su hijo referenció que “campeones del Mundo no europeos hay muy pocos, desde Canadá a Argentina es el primer varón campeón panamericano de canoa slalom, y que a su vez el entrenador sea el padre no existen casi registros en el historial de nuestro deporte”.
Competir, ser campeón… y al mismo tiempo estudiar en la universidad
Como si fuera poco, Manuel lleva los estudios al día en la Universidad. Es alumno de segundo año de la Licenciatura de Kinesiología y Fisiatría de FASTA de Mar del Plata y desde la prestigiosa institución destacan “si bien cursa de manera presencial, en sus viajes adelanta sus estudios y se prepara para cuando vuelve a rendir parciales y finales”. Un ejemplo en todo sentido.
Su fortaleza mental habla de un pibe de 19 años con pasta de adulto: “El camino es tortuoso hasta llegar hasta este título, que es muy querido por todo el mundo, tanto que hay federaciones europeas que no han podido conseguirlo”, y como anécdota, reveló que “ídolos míos me han hecho llegar felicitaciones, diciéndome “sos un crack” y sabiendo que ellos mismos no han conseguido ese logro, aunque todavía los tengo ahí arriba, como el británico Adam Burguess o Miquel Travé de España, a quienes veía y quería remar como ellos”.
La necesidad urgente de una nueva canoa
La historia parecía pintar perfecta, pero como dice la frase, “si no sufrimos, no somos argentinos”, y la parte triste del periplo de Europa fue que al regresar Manuel y Javier se encontraron con que la canoa nueva que habían logrado obtener había sufrido daños irreparables para la alta competencia, más que nada pensando en la segunda gira europea del año que incluirá España, con la Copa Seu d’Urgell, e Ivrea en Italia.
Es por ello que padre e hijo están abocados a encontrar un apoyo que los ayude a cambiar la canoa. Cada una de ellas, sin contar los demás elementos, cuesta hasta 2500 euros. “En la línea aérea tanto la canoa como el kayak quedaron partidos al medio y ahora estamos ante la necesidad imperiosa de cambio de equipamiento si queremos una segunda gira”, manifestó Javier, dejando entrever la paradoja que “somos campeones del mundo pero ya estamos viendo cómo reponernos de esta adversidad”.
Por lo pronto, el campeonato del mundo y lo bailado no se lo quita nadie a Manuel, el pibe de 19 años que la rompe en la elite del canotaje y que además estudia una carrera universitaria, o simplemente aquel pequeño que se subió a la canoa con el sueño de algún día poder conquistar al mundo con su slalom. Adelante Manuel, por más y nuevos sueños!!!