Suerte dispar para los equipos de Avellaneda, mientras Independiente derrotó como local a Estudiantes; Racing cayó como visitante con Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Independiente avizoró en la victoria por 2 a 1 sobre el durísimo equipo de Estudiantes de La Plata algunos conceptos que le insufla su entrenador, Eduardo Domínguez, para verificar un funcionamiento en crecimiento más allá de esta valiosa victoria en la cuarta fecha del campeonato de la Liga Profesional.
Independiente pareció haber resuelto todo en apenas un minuto a través de sus “Leandros” delanteros, Benegas, que marcó la apertura de cabeza a los siete minutos de esa segunda etapa y Fernández que amplió con un tiro penal tras una falta que le cometió el zaguero central uruguayo Agustín Rogel al propio autor del primer tanto. Esa primera conquista justamente nació de los pies de Fernández, quien habilitó por derecha a Alex Vigo para que el lateral ex River Plate y Colón lanzara el preciso centro que cabecearía Benegas. Todo estaba encaminado entonces para que Independiente inclusive se luciera hasta para el “ole” de sus hinchas tras algunos pases del ecuatoriano Juan Cazares y Lucas “Saltita” González.
Gimnasia y Esgrima sacó a pasear a Racing por el Bosque platense y su hinchada lo celebró vivamente al observar como el equipo dirigido por Néstor Gorosito venció con total autoridad a un rival jerarquizado como el de Gago por 3 a 1, que pudo ser aun mayor si el VAR no hubiese intervenido en una decisión cuestionable que hubiese significado un nuevo tanto para los locales.
El encuentro comenzó y terminó con Gimnasia desplegando sus virtudes futbolísticas a toda orquesta ante un equipo como el dirigido por Fernando Gago que otorgó demasiadas facilidades defensivas ante un rival muy efectivo. Así, apenas superados los cinco minutos de partido ya el “tripero” estaba en ventaja tras un rebote muy bien aprovechado por Eric Ramírez luego de dos sucesivos errores del arquero visitante Gastón Gómez, el primero para facilitar un tiro de esquina y el siguiente para no poder atrapar el balón en la acción sucesiva.