“Estoy demasiado vieja para esta mierda. No todo el mundo puede ser Tom Brady”. Tal fue la frase que soltó la gran estrella de la última década del esquí alpino, la estadounidense Lindsey Vonn, tras su aparatosa caída durante la prueba de Super-G del Mundial el martes en Are (Suecia).
Ahora, a sus 34 años y con el anuncio de retiro de antemano, mostró por redes sociales lo que el golpazo le dejó en el cuerpo que ya no quiere competir en el más alto nivel. “Las consecuencias de nuestros choques de ayer. ¡No puedo esperar a ver qué color cambian mañana!“, escribió sobre el gran hematoma que su compañera Laurenne Ross lució en la nalga, y lo acompañó de una imagen acorde.
En sus historias de Instagram como en la publicación, Vonn mostró un notorio moretón en uno de sus ojos. La deportista, ganadora de 82 pruebas en la Copa del Mundo (récord en categoría femenina), perdió el equilibrio 20 segundos después de su salida tras impactar con tres banderas, cayó sobre la nieve y terminó chocando contra la red de protección lateral.
El accidente obligó a la suspensión de la prueba por cinco minutos. En ese lapso, la estadounidense se pudo incorporar por sus propios medios y bajó esquiando hasta la meta saludando a los aficionados.
La esquiadora de 34 años no sufrió lesiones mayores por lo que no tendrá problemas para participar el domingo de la prueba de Descenso, la última competencia de su exitosa carrera profesional.
El viernes pasado, Vonn había anunciado a través de una carta publicada en sus redes sociales que se retiraría de la actividad tras el Mundial de Are debido a la sucesión de lesiones en sus rodillas que le ha impedido desempeñarse con continuidad en los últimos meses.
“La desafortunada realidad es que mi mente y mi cuerpo no están en la misma página. Después de muchas noches en vela, acepté finalmente que no puedo seguir esquiando. Mi cuerpo me grita que pare y ya es hora de que le escuche”, informó.
Fuente: clarin.com