Cumpliendo con la cuarentena obligatoria desde hace 150 días, Enrique Pinti está atravesando un delicado estado de salud por su diabetes. Si bien asegura que su cabeza y su humor se encuentran en óptimas condiciones, el comediante confesó que no puede moverse bien y que lo tienen que asistir hasta para bañarse.
“Gracias a Dios puedo caminar, pero no puedo hacer las acrobacias que hacía antes. Mi diabetes empezó muy tarde, en 2014. De pronto, y sin ningún disgusto de por medio, apareció. Con el tiempo se ha ido complicando, pero por suerte no me atacó en lo más importante que es la cabeza, la agilidad mental y sobre todo no me puede sacar el humor”, comentó el actor en Informados de todo.
Tras asegurar que está encerrado desde hace 150 días cumpliendo a raja tabla la cuarentena, el artista reveló cómo pasa sus días: “Yo quiero estar bien, lo mejor que pueda dentro de esto. Si el asunto es no salir, no tengo problema. La mayoría de la gente se deprime con el encierro, a mí no me importa. Yo me quedo acá, veo películas, tengo todo”.
Y fiel al estilo que lo caracteriza, enseguida reveló qué es lo que más detesta de esta cuarentena. “Estoy harto de los Zoom y de esa biblioteca con estantes blancos que se ponen los famosos atrás. Me deprime. Yo no he sido de los más prolijos respecto al aspecto físico, entonces no tengo esa cosa como para mostrar en la tele. Veo la casa de mis amigos y colegas y esta todo limpito, mi pieza es inmostrable, se te caen todas las cosas encima. Además, al principio, se me dio por no afeitarme y no era ‘el viejo y el mar’, era el viejo sin mar. Horroroso. ‘¿Cómo iba a querer salir en Zoom así, aparte de que no tengo celular?’”, expresó, quién el 22 de agosto hará un show por streaming junto a Marcelo Polino.
Con respecto a sus limitaciones físicas, Pinti explicó: “Hay que vencer todo tipo de prejuicios. Viene un masajista tres veces por semana y me ayuda a bañarme. Yo no tengo problema. Antes no le podía mostrar el culo a nadie por vergüenza y ahora no me importa nada, hago chistes. Agradezco a Dios que tengo la cabeza bien y esa cosa maravillosa que, en las peores situaciones de la vida, uno mantiene el humor”.