Los que pintamos algunas canas recordamos cada verano, cuando recorremos la plaza San Martín, aquellas temporadas donde el payaso Chacovachi arrancaba carcajadas de niños y grandes en lo que por entonces era un pequeño anfiteatro de adoquines en la esquina de 83 y 4 Bis.
Entonces, a la feria de los artesanos le decíamos de los “hippies” y no había artistas callejeros, de hecho, él fue el primero en animarse a hacer su show.
Desde Tsn Necochea hablamos con Fernando Cavarozzi, Chacovachi, que hoy tiene 61 años y sigue viviendo de su profesión que lo llevó a recorrer muchos lugares del mundo.
Es uno de los payasos de referencia de Argentina, artista callejero, fundador del Circo Vachi, director de espectáculos y director artístico de la Convención Argentina de Circo, Payasos y Espectáculos Callejeros.
A Necochea, nos recuerda, llegó en enero de 1987 e hizo temporadas hasta el verano de 1994.
“Me fui porque no tenía coincidencias con el director de cultura de ese entonces, por decirlo de alguna manera fina” reconoce, y nos cuenta que partió para San Bernardo donde hizo una historia muy grande: “creé el circo Vachi y terminamos con una carpa de circo con una compañía de veintipico de artistas, haciendo una revolución muy grande ahí”.
Escuchá la nota con Chacovachi:
Chacovahi relata que ya cumplió 40 años de payaso y está haciendo temporada en Villa Gesell, donde tiene una casa con su familia, aunque residen en invierno en La Plata.
“Mi vida profesional me llevó a trabajar en más de 20 países; el año pasado estuvimos en las Islas Canarias con Maku (Fanchulinique) que es mi mujer, mi compañera, la madre de mis hijos y también una gran payasa” indica Fernando y asume que “de Necochea tengo los mejores recuerdos”.
“La verdad es que aprendí a ser payaso en Necochea, porque hacer temporada te enseña, hacer dos o tres funciones por noche, todas las noches” relata y recuerda que “la primera vez que llegué a Necochea no había artistas callejeros, era el principio de todo en el año 87, yo venía de hacer unas temporadas en villa Gesell y llegué de casualidad”.
Entonces, rememora que encontró “ese anfiteatro de piedra que hora no está más, que estaba ahí en la esquina y, al ser el único, trabajada todas las noches; hacia tres funciones por noche, trabajé con Filipo, mi perro amaestrado que no estaba amaestrado para nada pero era muy divertido, y todavía me escribe mucha gente de Necochea, que ya son personas mayores, y vienen a verme con sus hijos recordando esas épocas”.
“Recuerdan muchas cosas, pero sobre todo recuerdan que yo pasaba la gorra y me tiraban dinero de ese edificio que está en frente” dice.
Hace unos años, 4 o 5, volvió a hacer unas funciones, pero admite que no cree que regrese a hacer temporadas a nuestra ciudad porque ya está muy aquerenciado en Villa Gesell.
No obstante, admite sincero que “siempre voy a llevar a Necochea en mi corazón”….y nosotros también, porque marcó nuestros veranos y nuestra infancia. ¡Gracias!