“Volveremos volveremos volveremos, volveremos otra vez… Volveremos a ver a Soda, como la primera vez” cantaban los fans en aquella noche histórica de 1997. Eran los primeros minutos del 21 de septiembre, una primavera que arrancaba con un sonido amargo: el final de Soda Stereo.
Como cierre, en el estadio de River, Gustavo Cerati comenzó con el himno “De música ligera” acompañado por Zeta Bosio y Charly Alberti. El trío que había marcado al rock en castellano decía “chau”.
“No hubiéramos sido nada sin ustedes y toda la gente que estuvo con nosotros desde el comienzo, gracias… totales”. Esas palabras de Cerati se fundieron para la eternidad. Soda Stereo regresaría a los escenarios 10 años después con la masiva gira “Me verás volver”.
“Es mágica. Son esas cosas que ocurren sin que nadie pueda adivinar el alcance y hasta dónde va a llegar algo dicho no 100% improvisado porque seguramente Gustavo lo ensayó en la sala o en la casa o en la cabeza. La frase quedó pegada al corte de difusión y al videoclip de “De Música Ligera”, así que se repitió una y otra vez en las radios y los canales con el video y no quedó solamente en la memoria de los que estábamos en River”, le contó Marcelo Fernández Bitar, biógrafo de Soda, a La Viola.
El periodista y escritor contó que habló varias veces con Cerati acerca de la repercusión que tuvo la célebre expresión: “Gustavo no imaginaba el alcance que podía tener. Ellos no tenían dimensión de lo que podía suceder con la grabación del recital, con las frases dichas entre tema y tema, y con la despedida. Quedó ‘Gracias totales’ como una marca registrada, como una frase inmortal del rock argentino, y una de esas cosas que ocurren en el concierto y que la gente de una manera inexplicable lo abraza, lo repite y lo toma como propio”.
Las bandas teloneras
Los fans llegaron temprano a aquella noche histórica. Antes de la aparición de Soda Stereo en el gran escenario, el público pudo ver a Avant Press (grupo de Leo García), Tumbas y Santos Inocentes (banda donde estaba Andy Alberti, hermano de Charly). El aire estaba plagado de nostalgia, de seguidores que habían estado en los tiempos de los pequeños escenarios, shows en discotecas o en los Obras de Nada Personal, Signos y Doble Vida.
En 1997, Soda era un grupo fundacional del rock latino. Sus canciones sonaban fuerte por Latinoamérica. “Se había convertido en la banda emblema del rock en español. Había países donde nos costó mucho hacerle entender a la gente lo que hacíamos. Venezuela fue el último donde pudimos calar y después fue el que más locura expresó por Soda”, le contó el baterista Charly Alberti en una entrevista a La Viola, algunos años después.
El comienzo del final
Los rumores de la separación del grupo arrancaron a principios de ese año. “¿Se termina?”, se preguntaban los fans. En un comunicado publicado el 1 de mayo se confirmó. “Soda Stereo anuncia su separación, resuelta de común acuerdo. Pronto se comunicará la fecha de realización, en un estadio de la ciudad de Buenos Aires, del último show de la carrera del grupo”.0
Al día siguiente, Cerati escribió en el Suplemento Sí de Clarín. “Comparto la tristeza que genera en muchos la noticia de nuestra separación… Cortar por lo sano, valga la redundancia, hace valer nuestra salud mental”, destacó el cantante y guitarrista.
Antes del tour despedida, el trío arrancó a trabajar fuerte en su sala. Tenían presentaciones importantes en México, Venezula, Chile y Argentina. El trío, junto a los músicos invitados, tenían que repasar los arreglos. “Queríamos que la gente se llevara el recuerdo de haber estado en un show inolvidable”, destacó Zeta. Pero, como era de pensar, el lugar quedó chico por la cantidad de equipos. El grupo buscó un lugar más amplio. Los ensayos se mudaron a la discoteca Dr Jeckyll de Belgrano. En YouTube se puede disfrutar del importante momento.
Al calor de las masas
“Llegó la hora, el minuto, el segundo, el instante. Supongo que tienen sed ¡Soda Stereo, Buenos Aires, Argentina!”. Con estas palabras Gustavo Cerati arrancó la última noche de la banda. El público estalló con la introducción de “En la ciudad de la furia”. Hubo 70 mil almas que deliraron con cada canción. “El rito”, “Hombre al agua”, “En el séptimo día”, “Canción animal”, “Nada personal”, “Sobredosis de TV”, “Lo que sangra (la cúpula)”, “Corazón delator”, “Juego de seducción” marcaron momentos de gloria que nadie iba a olvidar.
En el clima de fiesta se mezclaban sensaciones. No era alegría y adrenalina puras: estaba la sensación de que todo terminaba. “Cuando me senté en la batería sentí que se acababa. Vi a la gente llorando en las primeras filas y pidiendo que la banda siga. Sentí tristeza. En un momento dije, ‘tengo que cambiar y disfrutar de cada momento y se transformó en algo espectacular”, recordó Charly Alberti aquel “último concierto” en River, en una charla con La Viola.
Excitación, alegría y tristeza. Muchos no podían procesar la idea del final. La noche corría, las canciones se esfumaban, pronto ellos ya no estarían allí. Pasada la medianoche, ya era 21 de septiembre, y fue el momento indicado para “Primavera 0″. El final llegó con el clásico “De música ligera”, coreado por todo el estadio.
El primer show transmitido por Internet
Algunos medios gráficos publicaron la noticia. Los que no podían estar el 20 de septiembre en River tenían la posibilidad de seguirlo online. Toda una novedad para la época. Fue la primera vez que en América Latina se transmitió un recital por Internet. La dirección fue www.sodastereo.com.ar. “Con un modem de 28.8 Kbps y asociado a un sistema de Internet, se podrá ver en todo el mundo el concierto”, destacó el anuncio.
Charly Alberti fue el mentor y productor de la transmisión webcast que por primera vez se hizo en Latinoamérica. La empresa que presidia el músico se encargó de todos los detalles. La teconología fue de última generación, con la plataforma Microsoft Netshow, un producto que se había lanzado por aquellos días en los Estados Unidos.
También, el público pudo comprar un programa -de muy buena calidad, a color- con fotos inéditas y la historia de la banda.
TN