Jorge Lanata se encuentra internado hace más de cuatro meses y mucho se especula sobre cómo será su reacción al salir de la clínica y ver el conflicto entre su mujer, Elba Marcovecchio, con sus hijas Bárbara y Lola y sus exmujeres Sara y Andrea.
El periodista Gabriel Levinas, gran amigo de Jorge Lanata desde la década del ’80, contó a la revista ¡Hola! que mantuvo una charla con el conductor de Lanata sin Filtro y pudo comprobar que está al tanto del conflicto familiar.
“Fui su jefe en El Porteño y luego terminé trabajando para él en la radio. Creo que nos complementamos. Jorge tiene lo que yo nunca tuve: perseverancia y voluntad para llevar adelante las cosas que se propone. Tal vez porque no es hijo de rico, como yo, que tuve asegurada la existencia, me fuera bien o me fuera mal. Es un tipo leal con su gente y un cazador de talentos periodísticos. Tiene buen ojo”, dijo sobre Lanata
“A Jorge lo visité en cuatro ocasiones en la clínica Santa Catalina, antes de las últimas cirugías que le hicieron en el Hospital Italiano. Una vez tuve que agarrarle la mano porque se quería arrancar las sondas, los cables… La medicación lo confundía. Estaba cansado y es lógico: es mucho tiempo de internación. Pero su cabeza funciona bien”, aclaró Levinas en la entrevista.
“Lanata va a salir de esta, va a sobrevivir una vez más. Hablé con un neurólogo que me explicó cómo diferenciar un daño cerebral irreversible de una neuropatía producida por la medicación, porque es lógico que un paciente medicado o con una infección se pierda un poco. Me dijo: ‘Si el tipo puede mantener con vos una conversación coherente por media hora, no hay daño permanente’. Y yo mantuve con Jorge una conversación de una hora y media en la que él estuvo absolutamente ubicado en tiempo y espacio”, afirmó.
Levinas manifestó que Lanata es consciente de lo delicado de su estado y reveló de qué charlaron: “Hablamos de política nacional, de Oriente Medio, de todo. Y él sabía todo lo que pasaba... Pensé que él no era consciente de lo que pasaba entre las mujeres, pero en un momento me dijo ‘Qué lío hay afuera’ y me hizo un par de preguntas. Le dije que es algo que él mismo tendrá que arreglar cuando salga del hospital. No me voy a meter en ese asunto ni voy a opinar ni le voy a contar nada. Tal vez una de ellas se lo contó. No lo sé. Él tenía un televisor encendido en la habitación, veía las noticias”. N A