Los hermanos Diego Gabriel y Matías Ezequiel González fueron condenados a la pena de 21 y 22 años de prisión, respectivamente, por el homicidio de Héctor “Pepo” Navarrete, cometido el 9 de septiembre de 2016, en la esquina de 98 y 65.

En un fallo unánime,  el tribunal Criminal Oral nº 1,  conformado por los doctores, Mariana Giménez, Aldo Rau y Mario Julio, ausente durante la lectura de la condenada, halló a los hermanos González responsables del homicidio agravado por el uso de arma de fuego en concurso real y en grado de tentativa. Sin embrago, desestimaron la figura de la premeditación que había sido planteada por la fiscalía, desde donde se solicitaba una condena de prisión perpetua.

Matías Almaraz, por su parte, fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento condicional, acusado por el delito de delito de “encubrimiento” por haber retirado de una cochera el automóvil Volkswagen Bora gris utilizado por los autores del crimen, dos días después del hecho, para efectuarle dos disparos en el lateral derecho, a fin de simular un enfrentamiento a tiros.

La lectura de la sentencia, se produjo en un clima de tensión, estando presentes los familiares y amigos de Navarrete de un lado del tribunal, dividido por una valla, de los padres y allegados a los hermanos González quienes escucharon la condena sin la presencia de su abogado defensor, Lucas Tronini, que estuvo ausente. Si bien se intentó procurarles el presencia del defensor oficial y se efectuó un cuarto intermedio para ello, no se logró dar con el letrado aunque se les  aclaró que el fallo sería enviado de manera online a su defensor para la apelación correspondiente, en el caso de así definirlo.

Se determinó además  que la condena a Matías Ezequiel era de detención inmediata por lo que el joven fue trasladado al término del acto a una unidad penitenciaria. Su hermano en tanto, Diego Gabriel, había pasado el proceso detenido en la cárcel de Batán a donde volvió también una vez terminada la lectura de la sentencia.

El Dr. Néstor Cisneros, representante de la fiscal Silvia Gabriele, dijo estar de acuerdo con la decisión del tribunal pese a haber desestimado la figura de la premeditación que pedía el ministerio Público.

Héctor “Pepo” Navarrete recibió cuatro disparos cuando a bordo de una moto acompañaba a Jonathan Pinnavaría. En la madrugada del día siguiente murió en el Hospital Municipal, a raíz de las graves heridas recibidas.  Los disparos tenían como destinatario a Pinnavaría, el conductor de la moto, quien mantenía una enemistad con los hermanos González y su padre.  Aunque podría inferirse la existencia de otras razones para que Pinnavaría fuera atacado a balazos aquel día, no se revelaron durante las jornadas de debate que antecedieron a la sentencia.  Al buscarse las razones del ataque que terminó con la vida de Navarrete sólo se puso énfasis en la añeja enemistad entre los González y Pinnavaría.