La tragedia, las movilizaciones de miles de obreras, los reclamos por mejoras laborales y el pedido de equidad salarial y de derechos, entre otros sucesos, originaron la fecha que desde 1975 se conmemora cada 8 de marzo.
Antes de que la ONU institucionalizara esta conmemoración específicamente, era recordada como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora ya que su concepción y espíritu de origen fue netamente sindicalista.
El día resume la lucha obrera que durante décadas llevaron adelante miles de trabajadoras en todo el mundo que proclamaron el reconocimiento de sus derechos. Lo hicieron marchando por las calles de las grandes ciudades que ya habían visto caminar a los artífices de las revoluciones sociales.
El 8 de marzo de 1875 cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textil de Nueva York marcharon por las calles de la ciudad contra los bajos salarios y por la diferencia que sufrían en comparación con sus pares: la mayoría cobraba menos de la mitad que los hombres.
El final fue trágico: 120 mujeres murieron como consecuencia de la brutalidad policial. La indignación provocó que las trabajadoras fundaran el primer sindicato femenino.
Las obreras exigían reducción de la jornada laboral, igualdad salarial (los hombres que cubrían los mismos puestos eran mejor pagos), horario de lactancia y la creación de un sindicato.
Las obreras exigían reducción de la jornada laboral, igualdad salarial (los hombres que cubrían los mismos puestos eran mejor pagos), horario de lactancia y la creación de un sindicato.
Pero fue con el paso de los años que se quitó el concepto “trabajadora” para la conmemoración: en 1975 la ONU decidió que era necesario reivindicar a la totalidad de las mujeres y a todos los derechos.