El aplauso y el grito de “Alfonsín, Alfonsín” se oyó varias veces en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UBA, pero sin dudas la ovación fue considerablemente mayor cuando se lo vio enojado en La Rural. A los silbidos que le dedicaron en la exposición del predio ferial de agosto de 1988 los tapó el estruendoso aplauso: “Parece que algunos comportamientos no se consustancian con las democracias, es una actitud fachista no escuchar al orador”. Casi no se pudo oír el final de la frase por la explosión de palmas con las que lo reivindicaron los presentes.

Las imágenes se sucedieron en la pantalla gigante: Raúl Alfonsín electo presidente; su jura acompañado por Víctor Martínez; el mensaje del Papa tras el laudo por el conflicto con Chile en torno al canal del Beagle; junto a Ronald Reagan planteándole, en el Capitolio, que hablarían en igualdad de condiciones como “dos presidentes elegidos por la voluntad de nuestros pueblos” y que “no estará ajeno a nuestro diálogo el tema de Centroamérica y Nicaragua”, además de pedirle la “no intervención”.

El juicio a las Juntas, el Nunca Más y el mensaje a la multitud en Plaza de Mayo por el alzamiento carapintada le siguieron en intensidad de aplausos. “Espérenme acá, vendré con las soluciones, vendré con la noticia de que cada uno de nosotros podremos volver a nuestras casas, volver a nuestros hijos”, se oyó mientras en pantalla aparecía la imagen de un joven Aldo Rico de uniforme militar.

A modo de autocrítica, en los videos que llevan el sello de la Radio y Televisión Argentina y el Archivo General de la Nación se vio al propio Alfonsín justificando sus errores en una entrevista. En cambio no se  mostraron sus desaciertos y fracasos: ni la hiperinflación, ni el enfrentamiento con los sindicatos, ni la salida anticipada del gobierno.

A diez años de la muerte del ex presidente, la cátedra “Democracia y Estado de Derecho Dr. Raúl Alfonsín” invitó a homenajear la mejor versión del ‘padre de la democracia’. Estuvieron gran parte de los hombres y mujeres que integraron su gobierno entre diciembre de 1983 y julio de 1989, cuando le puso la banda a Carlos Menem, lo que también reflejaron las imágenes.

 

Allí se vio a Aldo Neri, su ministro de Salud; Ricardo Paixao, su secretario de Justicia; y, entre otros, su vocero José Ignacio López. También los ex diputados nacionales Marcelo Bassani, uno de los organizadores, y César MartucciRicardo Nosiglia y su sobrino el diputado porteño Juan Nosiglia; el empresario Daniel Grinbank; el locutor Fernando Bravo que en el 83 adhirió públicamente a su candidatura; el ex auditor Leandro Despouy; y el delarruísta porteño Rafael Pascual, representante de un sector partidario con el que siempre estuvo enfrentado Alfonsín.

En lugares destacados estuvieron aquellos jóvenes de la Junta Coordinadora que fueron el sostén de la mística alfonsinista, como Enrique ‘Coti’ Nosiglia, operador político que sólo una vez fue funcionario, cuando Alfonsín lo nombró ministro del Interior a Federico Storani, ex diputado y ex ministro de Fernando De la Rúa que varias veces enfrentó a Alfonsín. También Jesús Rodríguez, que en plena hiper se hizo cargo de la Economía, y Marcelo Stubrin, que viajó desde Colombia, donde es embajador, para ser uno de los tres entrevistados en el acto.

Stubrin recordó las dificultades con las que asumió Alfonsín. “No sabía si en febrero podría pagar los sueldos”, reveló y destacó que “cambió mil veces y siguió cambiando porque tenían gran capacidad de persuasión pero mayor capacidad de escucha”. Lloró al final. Fue cuando describió cómo entró Alfonsín al cuartel de La Tablada en enero de 1989: “Seguían tirando para que él se agachara pero él pensó que no podía tirarse al piso el presidente de la democracia y siguió caminando entre los muertos y las balas”.

El homenaje tuvo la estética de un programa de televisión con el periodista y abogado Luis Otero en la conducción. Radical, había dejado su militancia para trabajar en los medios y recién acaba de dejar su lugar en TN para volver a la política como precandidato a intendente en Avellaneda. Otero fue presentando los sucesivos videos que intercalaron con entrevistas a Ricardo Gil Lavedra, uno de los jueces que juzgó a los integrantes de las Juntas Militares; a Graciela Fernández Meijide como miembro de la Conadep, y a Stubrin.

 

Gil Lavedra se explayó sobre el juicio. Describió cómo revisaban la sala de audiencias y el día en que recibieron una amenaza de bomba por escrito. Los jueces se pasaron el papel entre ellos y acordaron continuar el proceso. “Si nos levantábamos ese día nos lo iban a hacer todos los días”, respondió a la pregunta de Otero. Entre las muchas cosas que contó, sonrió al recordar el final del juicio. “Pudimos hacerlo”, confesó que fue su sensación. Sobre Alfonsín coincidió con varios de los que se expresaron: “Era un hombre renuente a hablar del pasado, era un hombre que miraba el futuro”.

El acto empezó una hora más tarde de lo previsto, después de que llegaran a la primera fila los últimos dos invitados: el vicegobernador bonaerense Daniel Salvador (a quien también se vio en video joven, miembro de la Conadep y con cabello enrulado) y el diputado de Evolución Martín Lousteau. En la primera fila también estuvieron desde temprano tres de los seis hijos de Alfonsín: Raulo, el mayor; Javier, el menor; y Ricardo, el ex diputado y algunos nietos, entre ellos Rocío Alconada Alfonsín. De las mujeres históricas hubo muchas: la ex vicegobernador Elba Roulet; la asistente que tuvo Alfonsín hasta el último día de su vida, Margarita Ronco; la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú que también fue miembro de la Conadep, y las diputadas Karina Banfi, Carla Carrizo y Gabriela Burgos, además de Luciana Rached, la primera presidenta de la Juventud Radical.

 

Parados estuvieron los que fueron parte de la JR porteña, alfonsinistas desde 1983 cuando arrancaban sus estudios secundarios y que en 1994 enfrentaron a su líder y se opusieron al acuerdo que hizo con Menem para reformar la Constitución: Daniel Angelici, presidente de Boca; Martín Ocampo, ex ministro de Justicia; Gerardo Filipelli; Adrián Mastronicola, Javier Roncero; Claudio Presman y los hermanos Carlos Mas Vélez, presidente del Centro de Planificación Estratégica del Consejo de la Magistratura de la Ciudad  y Juan Pablo Mas Vélez, vicerrector de la UBA y miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación.

 

Las entrevistas públicas se alternaron con videos de figuras que tuvieron algún vínculo o aportaron algo destacado sobre Alfonsín. La escritora Claudia Piñeiro, que dijo que “hoy lo leés y tiene un pensamiento mucho más moderno que otros” y a modo de ejemplo citó el impulso al divorcio vincular y el freno que puso a un intento por establecer en la Constitución la prohibición del aborto. O Carlos Campolongoque subrayó que “la historia lo fue colocando en su lugar” y que recordó que Antonio Cafiero dijo en el sepelio del ex Presidente: “Tuve dos maestros en la política, uno el general Perón y el otro, Alfonsín”. Otra vez hubo fuertes aplausos.