Mientras las imágenes del agua desbordada en Bahía Blanca recorrieron el país, en el territorio más afectado se tejió una red invisible de solidaridad y esfuerzo colectivo, y es que el temporal también dejó al descubierto otra cosa: la capacidad de una ciudad para organizarse, cuidarse y resistir. No solo fueron los vecinos que ofrecieron un plato de comida caliente, un colchón o una frazada. También hubo una estructura estatal que, con sus limitaciones y dificultades, se puso en marcha para intentar llegar a cada rincón afectado.

La asistencia del municipio

Durante los días más duros de la emergencia, el Municipio de Bahía Blanca desplegó un operativo de asistencia sin precedentes.

Se entregaron 52.219 kits de alimentos y elementos de limpieza, alcanzando a 30.076 personas. La ayuda se distribuyó a través de 45 puntos de entrega y se sostuvo a 140 instituciones locales que también se convirtieron en espacios de contención.

Además, se habilitaron 12 centros de evacuación, 56 puntos de comida caliente, 12 lugares de entrega de colchones y frazadas, y 59 roperos comunitarios que sirvieron de refugio ante la pérdida de todo.

La entrega directa de alimentos y elementos esenciales fue abrumadora: 41.400 colchones distribuidos y 576,8 toneladas de alimentos repartidos entre los puntos calientes, centros de evacuados y espacios de asistencia regular.

La salud también fue un frente clave en medio de la emergencia. Entre el Hospital Penna, el Hospital Municipal y la Secretaría de Salud, se brindaron 58.819 prestaciones médicas. Se colocaron 21.268 dosis de vacunas antigripales y se atendieron 979 consultas de salud mental en los distintos centros de salud, unidades sanitarias y postas de atención.

Se instalaron 60 postas de salud comunitaria distribuidas en 35 barrios de la ciudad, con un criterio epidemiológico que buscó prevenir y contener.

Pero el agua no solo se llevó pertenencias. También dejó toneladas de barro, basura y escombros. El operativo de limpieza removió 42 mil toneladas de residuos descartados por los vecinos y se intervinieron 359 cuadras en todas las delegaciones.

Además, se puso en marcha un plan intensivo de reparación y reconstrucción para abordar las 510 calles socavadas que dejó el temporal.

Bahía Blanca no será la misma. Pero en ese desorden doloroso también se vio lo mejor de su gente: la capacidad de organizarse, de cuidarse y de no dejar a nadie solo.

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