Como era de esperarse, por los coletazos de la pandemia y la crisis económica

Las noticias, rumores y trascendidos de un sistema de salud saturado además de las dificultades que conllevan desplazarse entre distritos sumado a la consecuente pérdida de poder adquisitivo a causa de la actual crisis que trajo aparejado el COVID han retraído al turismo que mira con recelo si arriesgarse a la aventura de las vacaciones o no.

Con este panorama desalentador, las pocas perspectivas de “salvar” la temporada son pocas y el sector hotelero quizás sea uno de los más golpeados, sector que tuvo que resistir la mayor parte del 2020 sin ingresos y en algunos casos bajando las persianas definitivamente ante la imposibilidad de afrontar los gastos en una plaza con nula entrada durante meses.

Una temporada muy esperaba por muchos, hasta el momento no está ni cerca de ser la ideal y si bien el turismo se acerca tímidamente en la costa las consecuencias de estar aun en emergencia por el coronavirus no ayudará demasiado a revertir este verano que, a pocos días de comenzar y teniendo todo enero y febrero por delante, ni el más optimista ve que pueda llegar a ser óptimo el calendario estival.