La primaveral  tarde de agosto de este martes, que superó los 25 grados alentaba a salir al solicito para los que estaban libres y el mar, totalmente calmado invitaba a tomar unos mates sobre la arena tibia.

Los vecinos disfrutaban del calorcito que, algunos dicen, anticipa Santa Rosa. Haciendo ejercicios en la lengua del mar, corriendo con el perro o en algún picado improvisado con la pelota de nunca falta.

De pronto, sobre el manto celeste del agua, apareció una enorme mancha negra que dejaba asomar las callosidades características de las ballenas. Y así, como en una danza y sabedoras del escpetáculo que brindaban comenzaron a moverse mostrando las aletas, la cola y el cuerpo entero.

Y en seguida, los presentes abandonaron lo que hacían para correr hasta la orilla y sacarles fotos filmarlas, pero por sobre todo disfrutarlas.

Despacio, con rumbo a la escollera sur, los cetáceos hicieron su paso por la rambla municipal y le dieron color a esta cálida tardecita de fines de agosto.

Las ballenas franco Austral comenzaron a verse a principios de este mes en su paso hacia la Península de Valdés para comenzar con su temporada de apareamiento.