Si bien la noche fue tranquila respecto a heridos por pirotecnia que, afortunadamente cada vez se utiliza menos, fueron las motos las que generaron malestar y ruidos molestos hasta altas horas de la madrugada.

Los denominados cortes y picadas, se repitieron en distintos puntos de la ciudad, fundamentalmente en la zona del parque y algunos barrios como el de Banco Provincia, y también en Quequén donde los propios vecinos denunciaron a través de las redes los difícil que fue poder descansar y reclamar la presencia de Tránsito

El tema de las motos sigue siendo una problemática difícil de solucionar.

A principio de marzo de este año que se va, dos jóvenes murieron trágicamente mientras participaban de una picada clandestina en la Jesuita Cardiel. Pareció, por un tiempo, que el luctuoso episodio había logrado hacer entrar en razones a los que gustan de estas peligrosas prácticas que ponen en riesgo su vida y la de terceros. Lamentablemente duró poco y, como somos de memoria frágil, los grupos no tardaron en volver a convocarse a través de las redes.

Hace pocas semanas, un agente de tránsito fue sumariado por perseguir una moto en medio de la rotonda del parque, a bordo de la camioneta oficial fue, también, en medio de una picada de madrugada.