El médico y concejal Maximiliano Delfino envió esta tarde una carta abierta a los medios para relatar la situación que vivió con su contagio de Coronavirus y aclarar algunas cuestiones inherentes a los sucesos que lo llevaron a considerar que podía ser un caso de Falso Positivo. Aclaró además que sus críticas al sistema de salud intentaron ser constructivas en pos de garantizar lo mejor para el conjunto de la ciudadanía:
“Mucho se ha hablado sobre mi persona en los últimos días a raíz de hechos que ya son de público conocimiento. Como edil, como médico y como persona pública del distrito de Necochea quiero hacer de público conocimiento los hechos acontecidos en torno a mi estado de salud, a la sucesión de diagnósticos efectuados, y al estado de alerta y preocupación que se generó en toda la ciudadanía ante esta crisis inédita y que nos afecta a todos como es la pandemia de Covid-19
. En mi extensa trayectoria como médico y en estos años de trabajo en la función pública siempre me desempeñé con la misma honradez y transparencia que me inculcaron mis padres. Mi vida entera la he dedicado a mi trabajo y a mi familia. Que sea el pueblo de Necochea quien juzgue y establezca sus propias conclusiones.
En primer lugar quiero destacar que no viajé, ni estuve en contacto con gente que sí lo hubiera hecho. Siempre utilizo la protección adecuada para cuidarme y cuidar a cada persona con la, por motivos laborales, debo estar en contacto. En mi extensa trayectoria como médico siempre he desempeñado mi profesión con absoluta responsabilidad, tomando todos los recaudos pertinentes y buscando llevar tranquilidad a mis pacientes, entendiendo que con información y concientización se evitan el nerviosismo y el pánico que tanto daño generan, en un paciente en particular o en la sociedad en general.
El día sábado 27 de junio del 2020, me encontraba de guardia en mi lugar de trabajo cuando, cerca de las 3 de la mañana comencé a sentir malestares abdominales, los cuales se volvieron cada vez más intensos y molestos. A las 8 de ese mismo sábado, al finalizar mi jornada laboral, me dirigí a mi casa para poder recostarme ya que realmente los malestares empeoraban con el transcurso de las horas. Fue así como a partir del mediodía comencé con deposiciones casi ininterrumpidas durante toda la tarde y, producto de la misma sintomatología comencé a levantar fiebre, registrando una temperatura mayor a 38°. Al no mejorar mis síntomas por la tarde, mi mujer se comunicó con diferentes referentes de salud para informar la situación y consultar qué pasos debía seguir, no por pensar en un paciente supuesto Covid, sino por preocuparse de mi estado general de salud.
Fue así como a las 23:15 de ese mismo sábado, deciden mis compañeros de la clínica internarme ya que, para ese momento, me encontraba en un estado de deshidratación severo. En el mismo momento que ingreso deciden ponerme en aislamiento preventivo, ya que al tratarse de un personal de salud y tener fiebre les parecía prudente hacerlo de esta forma, por lo cual me aislaron, me estabilizaron y pasé esa noche internado.
Al día siguiente, domingo 28, luego del mediodía, el personal de la clínica habló con mi esposa y decidieron aislarnos juntos, para que ella pudiera cuidarme en otra habitación, pero siempre continuando con el protocolo y las medidas de seguridad. Los malestares y dolencias con que continué ese domingo realmente no se los deseo a nadie. Ese mismo día, por la noche, me tomaron la muestra de hisopado (PCR), aparte de tomarme cultivos de materia fecal y análisis de sangre completos para ver mi estado general de salud. Dicho hisopado no fue por presentar síntomas compatibles con Covid-19, sino por propia decisión para despejar cualquier duda.
El lunes 29 de junio a las 8:15 dejamos las muestras tomadas para ser enviadas por el hospital, ya que nos pareció prudente manejarnos de esta forma debido a que, al ser un edil, médico y persona pública, el hospital debía continuar al tanto de esta situación. En ese momento informaron a mi señora que no podrían mandarse las pruebas porque ya se habían enviado a las 6 de la mañana, por lo cual propusimos enviarlas por medio de un auto particular para evitar más pérdidas de tiempo. No obtuvimos respuesta en ese momento y por la tarde nos enteramos que las muestras no habían sido enviadas, sino que serían enviadas el martes a la misma hora.
Mientras las muestras estaban siendo enviadas a Mar de Plata el día martes 30 de junio, nos informaron que los análisis de materia fecal demostraban que me encontraba bajo un cuadro severo de salmonelosis. Aun así, nunca dejamos de seguir el protocolo de Covid hasta obtener una respuesta fehaciente. Alrededor de las 20 de ese mismo martes nos comunicaron que por problemas técnicos el INE (Instituto Nacional de Epidemiología) debía reprocesar las muestras y, luego de esperar, a las 23:40 recibí la llamada de la infectóloga comunicándome el resultado que, para sorpresa mía y de mi familia, era positivo. Mientras tanto, mis hijos me llamaban a mí y a mi mujer preguntando qué pasaba, ya que habían leído en las redes sociales el resultado de mi examen. A partir de ese momento, más allá de que mi estado de salud todavía no había mejorado del todo, ya que ese día aun había estado con fiebre y continuaba con dolores y más de 20 deposiciones diarias, realicé el interrogatorio que me efectuaron diferentes referentes de salud para poder armar rápidamente el mapa epidemiológico, el cual, entre el estado de salud, la confusión y la cantidad de pacientes que uno ve a diario era casi imposible recordarlo de memoria. Es así que les otorgue los números telefónicos tanto de la clínica como de mis secretarias personales para que puedan acceder a todos los pacientes que había visto en los días anteriores.
El día miércoles 1 de julio por la mañana , como ya me sentía mejor, por orden de los médicos nos sacaron sangre a mi señora y a mí para corroborar la serología (inmunoglobulinas) , tomarle el hisopado a ella y realizar un par de estudios más para poder afirmar el diagnóstico arrojado. A las 14 de ese mismo miércoles y bajo protocolo estricto me dieron el alta para continuar con el tratamiento en nuestro domicilio, donde cumplimos cuarentena estricta conjuntamente con nuestro hijo más pequeño. Ese miércoles por la noche, nos avisaron a nosotros que tanto las niñeras, como nuestro hijo y la nena de una de las niñeras, eran todos negativos (no detectables) faltando aun el resultado primordial, el del contacto más estrecho que tengo, que es mi señora.
El jueves 2 alrededor de las 10 recibimos el llamado de la Clínica informando que tanto mi señora como todo el personal que se decidió hisopar por precaución también eran negativos. Por tales motivos mis sospechas de una muestra no favorable comenzaron a rondar, ya que ya habíamos obtenido resultado de serología negativa ambos (mi señora y yo), mi PCR positiva, la de mi círculo más cercano: médicos, enfermeras, mucamas de la clínica , personal de nuestro domicilio, mi mujer y mi hijo también dieron negativo, por tales motivos la posibilidad de la duda quedaba pendiente y era un tema a conversar. No era la primera vez que pasaba, pero, y esto quiero dejarlo bien en claro, no atribuyo culpas a nadie, las pruebas pueden arrojar resultados no concluyentes y hasta contradictorios, por mucho que hayamos avanzado en todo el mundo la medicina no es una ciencia exacta y 2+2 no siempre es 4.
Es así que cuando el día viernes 3 decidí hablar con los medios ya que, aún sin estar en óptimas condiciones, me sentía mejor, mi estado de ánimo era diferente y sentí que debía contar todo lo sucedido hasta ese momento y que la ciudadanía se enterara por mí y no por trascendidos. Intenté explicar de la mejor forma posible que la posibilidad de ser un falso positivo estaba y que, al ser una persona tan expuesta y en contacto con tanta gente, necesitaba estar seguro de qué tenía e indagar sobre información certera respecto cómo manejarme para cumplir con las pautas que cualquier paciente debe acatar. Ese mismo día me avisaron del hospital que venían a realizarme un nuevo hisopado, el cual, al día siguiente, sábado 4, nos informaron que la muestra que me habían tomado no era apta para diagnóstico, por lo cual esa misma noche concurrieron a mi domicilio nuevamente el director del Hospital junto con la jefa de servicio de laboratorio para extraer la muestra solicitada.
El día domingo 5 de julio por la noche me llamaron para comunicarme que la muestra había vuelto a dar positiva (detectable), me volvieron a interrogar, siendo imposible construir un mapa epidemiológico donde todos mis allegados y contactos estrechos habían dado negativo.
Por dicho motivo y para evitar conflictos con diferentes entidades de salud de nuestra ciudad, decidí llamar a un laboratorio de forma privada para realizarme otra muestra, la cual me fue tomada el lunes 6 de julio por la mañana y, para mayor confusión, el día martes 7 a las 22 me informaron que había dado negativo (no detectable). Al vernos en semejante incertidumbre desde el laboratorio privado se aconsejó tomar una nueva muestra y volver a tomar muestras de sangre para ver los cambios en la serología, ya que la anterior que había sido extraída en la clínica podría llegar estar en el tiempo límite de comenzar a demostrar resultados fehacientes.
Por esta cadena de acontecimientos el miércoles 8 de julio a las 7 volvieron a mi casa del laboratorio privado, me tomaron muestras de hisopado y de sangre, la cuales se mandaron rápidamente a analizar y así fue que volvimos a corroborar que ambos resultados, tanto el hisopado como el de sangre, daban negativos, por lo cual con el examen serológico mostraba que no tenía anticuerpos de Covid, en otras palabras, que yo no había generado anticuerpos compatibles con coronavirus ni en estadio agudo ni crónico .
Cerca de las 18:30 del miércoles recibí un mensaje de WhatsApp informando que los protocolos habían cambiado y que yo ya podía ser dado de alta, mientras que las personas que estuvieron conmigo, aunque tuvieran hisopados negativos debían cumplir los 14 días a la espera de algún síntoma, algo que me llamo poderosamente la atención ya que todavía en ese momento yo no me había enterado del segundo resultado.
Cabe destacar que en todo momento, tanto yo como profesional de la salud como mi familia, siempre mantuvimos un dialogo cordial con los representantes y responsables del seguimiento de pacientes Covid, realizando al pie de la letra el protocolo actualizado del Ministerio de Salud de la Nación que ellos mismos nos indicaban.
En estos días de aislamiento y el estar del lado del paciente uno puede contar muchas situaciones que, cuando uno las señala parecen agravios, pero en realidad son críticas constructivas desde lo vivido, y que ya eran vox populi del resto de los pacientes que pasaron por situaciones similares a la mía.
Prometí en los medios volver a hablar y explicar cuando tuviera las pruebas correspondientes y la cronología realizada para poder mostrar con estudios certificados y no solo con palabras la realidad de lo vivido.
Realmente me sirvió mucho poder estar del lado que nunca estoy, en calidad de paciente y no de médico, ya que pude vivir en carne propia el tiempo interminable de la espera de un resultado, sentir el estado de vulnerabilidad ante la impotencia de lo desconocido, la necesidad de una caricia en vez de un cachetazo y, por supuesto, poder reconocer en las malas quiénes realmente están a tu lado. Por esto les doy gracias: a mis compañeros de trabajo de la Clínica Cruz azul, quienes me cuidaron y me atendieron con mucho cariño; a mis colegas que se preocuparon y ocuparon por mí; a mi familia que es grande, ensamblada, pero realmente unida; a amigos, pacientes, conocidos y a todas aquellas personas que me llenaron el alma con palabras de aliento, amor y fortaleza para poder pasar este mal trago. Pido disculpas si incurrí en alguna falta, si herí a alguien con alguna crítica que, insisto, en todo momento intentó ser constructiva en pos de garantizar lo mejor para el conjunto de la ciudadanía. Gracias a todos, y espero que este mensaje sirva para arrojar luz en forma definitiva sobre todo lo que se dijo a lo largo de estos días.
Dejo copia de todos los resultados estudios y demás para que todo ciudadano pueda verificar la certeza del escrito realizado. Saludo atentamente. Dr. Maximiliano Delfino”
El médico finaliza su descargo con una frase de Ramón Carrillo: