Un teléfono pinchado y llamadas desde un locutorio: así cayó uno de los tres amigos de Necochea, acusados de traficar cocaína en veleros y lavar dinero en Marbella.

Gustavo Fabricius, se encontraba prófugo, pero este sábado fue capturado por la policía tras una larga búsqueda.

“Son golpes, se ‘corona’ (lograr que la droga llegue a destino), quizás una vez al año”. Con esta frase, un dictamen de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) resume el modus operandi de los tres acusados. Darío Daniel Pereyra y Adrián Goñi son los restantes integrantes de esta banda delictiva.

Los investigadores tenían pinchado el teléfono de la novia de Fabricius, una joven de Necochea, y venían tras la pista de los llamados que salían desde un locutorio. Finalmente, lograron ubicarlo en la localidad bonaerense de Ituzaingó.

Lo esperaron el viernes, pero no apareció. Sin embargo, el sábado lo vieron ingresar al locutorio de la calle Defilippi al 1440, desde donde hacía los llamados. Esperaron a que termine de hablar y lo detuvieron.

Dario Daniel Pereyra, Adrián Goñi y Gustavo Fabricius están involucrados en el envío de toneladas de droga a España. El primero tiene orden de captura y el segundo se encuentra preso.

Fabricius, alias “Enano”, fue la tercera pata en Necochea y la pieza fundamental en los envíos al colaborar codo a codo con Goñi.

Los inicios de la banda y la caída

Los tres aparecen, con diferentes roles, involucrados en el envío de una tonelada y media de cocaína que iba a ser enviada en junio a Europa en el velero Quo Vadis. Creían que todo marchaba bien, pero la “Operación Atlantis”, de Gendarmería y Prefectura, les arruinó el plan.

Según se desprende de la causa instruida por la fiscal auxiliar Patricio Cisnero, habría sido Pereyra quien cautivó a sus amigos con el negocio narco, años atrás.

A la vez, Pereyra – a quien llaman “Cabezón” en la ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires- habría comenzado a incursionar en el narcotráfico de la mano de Diego Gustavo Marano, el cerebro de los envíos, oriundo de Villa Luzuriaga, La Matanza, radicado en Marbella.

Aunque todavía es una incógnita cómo y dónde comenzó la relación entre ellos, se cree que fue en algún sitio de la Costa del Sol, al menos, desde 2018.

Los investigadores no tienen dudas de que ambos -El Cabezón Pereyra y Marano-, convertidos en prósperos empresarios en España, lideran la organización que trasladó, a través de pequeñas embarcaciones capaces de surcar el océano, millonarios cargamentos de cocaína, una vez por año.

Los detectives que trabajan en el caso consideran que los amigos “coronaron”, al menos, un envío en 2020 que fue decomisado en España y otro en 2021 que habría salido desde Ramallo o Rosario.

 

El de 2022 estaba preparado para partir rumbo a Europa en el Quovadis, previo paso por Brasil, pero fue interceptado a antes zarpar en Escobar. Fue allí donde, también, lograron detener a Goñi.

TN