Después de más de dos décadas y constituido como un lugar de encuentro y arte, el café “Che Borges” cierra hoy sus puertas de manera definitiva.
Un espacio querido por necochenses que desde hace años ocupan las mesas y la barra de la esa vieja casona llena de historia, y repleta en sus paredes y repisas de antigüedades que se exhiben para el delite de los clientes.
Che Borges, en la calle 61 entre 58 y 56, ha sido parte de la vida de muchos vecinos.
Bajo el eterno slogan “barra, café y libros” sus propietarios, Julio y María, decidieron hace un tiempo ponerlo a la venta y, este viernes, sus puertas abren por última vez al no haber llegado a concretar la operación.
Además de ser un café, “El Borges” como muchos le decimos, fue un espacio que desde siempre le dio lugar a la cultura local. Por allí pasaron músicos, escritores, poetas, pintores y todos los que buscaban un espacio para expresar su arte.
Che Broges nació un 30 de mayo de 2003, pensado como un espacio muy diverso, con barra para dialogar con otros parroquianos, mesas para encuentros más solitarios, librería para ser consultada en cualquier momento, un lugar para escuchar música en vivo y que contaba además con una sala de teatro.
“Entrar en el bar es un revival de la década del 60 y 70, donde se pueden encontrar objetos que ya ni nos acordamos y, cuando los vemos, nos dan una gran nostalgia, vienen recuerdos de nuestra niñez y juventud. En este bar, el tiempo se detiene” rezaba un cartel que podría leerse en una de las paredes del local.
Se despide un clásico que ha sido parte de la historia de muchos de nosotros. Quedará un huequito vació, en esa cuadra del centro, y en el corazón de los “parroquianos” que pasamos allí las horas entre charlas, risas, amigos y silencios de café.