Claudio nació el 21 de septiembre de 1958, en el barrio “Los Plátanos”, cerca de La Plata, y era el primero de tres hermanos, hijo de Olga Koifmann y de Ignacio Javier De Acha. Vivió algunos años de su niñez en Necochea (1964 al 69 o 70) cursando parte de sus estudios primarios en la Escuela N°28. Su vivienda estaba ubicada en Av.75 y 6 cuando en esa zona solo había algunas casas y calles de tierra. Su padre, en esta ciudad, tuvo un atelier adonde pintaba sus cuadros en calle 61 entre 62 y 64 adonde anteriormente se encontraba la librería La Minerva.

Posteriormente, por cuestiones laborales, la familia se trasladó a General Pico y tiempo después regresaron a La Plata.

El día 15 de septiembre de 1976, entre las dos y las tres de la madrugada, Claudio fue secuestrado en su domicilio ubicado en Diagonal 73, n° 2539 de La Plata, por un grupo armado que se identificó como del Ejército. Antes de asesinarlo, lo tuvieron clandestinamente en cautiverio en la Brigada de Investigaciones de Banfield, perteneciente a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, sitio que dependía operacionalmente del Primer Cuerpo de Ejército. Claudio –al que ya le decían de sobrenombre “Mao” por sus ojos achinados- , era hincha de Estudiantes de La Plata, se deleitaba escuchando a Sui Generis y Los Beatles, pero también vibraba con el folclore latinoamericano y el buen cine.

Tenía predilección por la lectura, lo hacía hasta cuando se desplazaba en bicicleta o caminando, lo que ocasionaba más de una situación disparatada. En el Nacional, de La Plata, el equipo psicopedagógico de su escuela hizo un test y preguntaron a los alumnos qué era lo que más anhelaban más para el futuro, Claudio respondió: “que no haya guerras ni hambre en el mundo”. Ingresó a este Colegio Nacional en 1972. El asesinato de prisioneros políticos en el sur de nuestro país, que se conocería como la “Masacre de Trelew” el 22 de agosto de ese año 1972, lo impulsó a militar, a pasar a la acción, como única manera posible de que aquella dictadura retrocediera. Optó por el peronismo a través de su brazo secundario, la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), creada un año más tarde.

Durante el cautiverio, el pan que le daban para comer lo repartía entre las mujeres embarazadas que corrían su misma suerte. Fue uno de los asesinados en la acción que los propios represores denominaron “La Noche de los Lápices”. Tenía apenas 17 años.

El 16 de septiembre de 2004 se le dio su nombre a un aula del Colegio Nacional de la UNLP. También se lo recuerda en la placa conmemorativa fijada en el Bosque de la Memoria, en Israel, como uno de los detenidos-desaparecidos en la Argentina de origen judío. En la ciudad de Villa Mercedes, San Luis, por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre. Además de numerosos actos y recordatorios que se suman todos los años.

En el libro de Leonardo Marcote sobre la vida y la obra de María Claudia Falcone: “Claudio era un gran militante, comprometido y muy disciplinado en todo lo que había que hacer. Muy estudioso, leía mucho (…) Claudio venía de una familia marxista; entonces tenía más fundamentación teórica y se destacaba”, así lo recuerda Adela Segarra que pasó por la UES.

Desde el Archivo por la Memoria de nuestra ciudad piden a quienes conocieron a Claudio,y quieran compartir algún recuerdo, anécdota, foto, que les envíen información por mensaje privado o enviando un mail a archivomemoria@necochea.gov.ar. Es una manera continuar con la reconstrucción de las historias de vida de las personas detenidas-desaparecidas y/o asesinadas de Necochea y alrededores.

Fuente: Archivo Memoria Necochea