No se puede negar que estos últimos años han sido “dorados” para la Selección Argentina. Y es que la Albiceleste no solo consiguió conquistar la Copa Mundial de la FIFA en 2022 tras vencer a Francia en un intenso y complicado partido, sino que también se alzó con la gloria absoluta, un año después, en la Finalissima de 2023 contra Italia. Pero esto no acaba allí, ya que la “Scaloneta” tiene un nuevo objetivo y es intentar hacerse con la Copa del Mundo de 2026 y que se celebrará, por primera vez, en tres países diferentes.

En este sentido, la Selección Argentina debe enfrentar algunos desafíos nuevos en este intenso escenario, siendo el conservar su identidad como campeona del mundo, pero mientras lleva a cabo una adecuada transición generacional en su plantilla. Además, es importante reconocer el gran trabajo de Lionel Scaloni, pues ha convertido al equipo en un proyecto con disciplina, unión grupal y ese sentido de pertenencia que lleva a los jugadores a dejarse la vida en el campo de juego. Por ello, resulta interesante realizar un análisis para intentar comprender los fundamentos que buscarán conservar la AFA para preservar el dominio de la “Scaloneta”.

La Selección Argentina buscará mantener su filosofía de juego, dando continuidad al cuerpo técnico

Uno de los pilares centrales sobre los que apuesta la AFA es la continuidad del cuerpo técnico. Y es que la Selección Argentina no solo cuenta con Lionel Scaloni, sino también con el apoyo indispensable de otras personas como Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar, quienes conocen muy bien el ADN de este fútbol argentino. Su trabajo ha sido muy importante para desarrollar e instaurar ese estilo que prioriza el equilibrio, con una solidez en la defensa y libertad creativa en la ofensiva.

Evidentemente, se espera que, de cara a la Copa del Mundo de la FIFA en 2026, Argentina mantenga su filosofía de juego, apostando por ese mismo sistema que ya le llevó a la gloria. Además, seguirá siendo un equipo que trabaja muy bien con el balón, pero que también sabe actuar cuando no la tiene, recurriendo a una presión alta y recuperación rápida, así como gran visión táctica. Estos aspectos son innegociables.

La “Scaloneta” debe realizar una transición generacional entre los antiguos íconos y el potencial juvenil

No se puede negar que uno de los desafíos más complicados para el conjunto Albiceleste tiene que ver con la gestión de figuras icónicas. Es cierto que Lionel Messi continuará siendo la estrella central, al menos durante el tiempo que quiera seguir jugando, e intentando romper nuevos récords, también debemos ser conscientes de que este equipo tiene que ir preparándose para asumir su ausencia completa o una participación menos recurrente.

Esto implica que la nueva ola de figuras jóvenes debe dar un paso adelante para hacer ese relevo generacional. Podemos destacar a grandes talentos como Julián Álvarez y Enzo Fernández, por ejemplo, quienes ya son jugadores centrales en sus respectivos clubes deportivos, pero también tienen gran impacto en la Selección. Y el cuerpo técnico debe ingeniárselas para integrar estos nuevos nombres en la plantilla, sin sacrificar la calidad de juego.

En este sentido, el conjunto debe ser capaz de identificar reemplazos para Tagliafico y Otamendi, quienes son muy experimentados, pero que también tienen cierta edad. Lo mismo en el mediocampo, pues deben afianzar a nuevos jugadores que puedan formar parte de la dinámica Mac Allister y De Paul. Todo esto mientras desarrollan potencias en la ofensiva para competir con los mejores del mundo.

No se puede vivir solo de viejas glorias. Y sin menospreciar el impacto y trascendencia que estos jugadores legendarios han tenido en la Selección Argentina, también es cierto que el fútbol evoluciona constantemente y exige que los equipos se conserven competitivos y vigentes, desarrollando siempre talento y potencias jóvenes, lo que es un factor crucial que se analiza incluso al evaluar apuestas de un equipo en torneos.

Los desafíos que implica el Torneo en tres países distintos

Desde hace algún tiempo se sabe que el Mundial de 2026 se llevará a cabo en tres países, siendo México, Estados Unidos y Canadá. Esto, evidentemente, supone un montón de desafíos a nivel logístico, pero también ambientales, como husos horarios distintos, condiciones climáticas variadas y viajes muy largos entre partidos.

Es cierto que Argentina se ha acostumbrado a la intensidad de eliminatorias sudamericanas, por lo que cuenta con cierta ventaja en cuanto a resiliencia y el poder adaptarse a esos entornos hostiles. Pero no solo deben lidiar con todos estos retos nuevos que surgen a partir de un tornero que se lleva a cabo en distintos países, sino que deberán saber gestionar la gran presión y expectativa que hay sobre la campeona del mundo. Es aquí donde entra el cuerpo técnico, ya que han demostrado tener la habilidad para proteger a los jugadores de las distracciones, presión mediática y permitirles centrarse únicamente en su rendimiento.