La ivermectina es una droga muy antigua de uso médico y veterinario como antiparasitaria. Desde hace unos meses, su demanda creció de manera exponencial, porque empezó a usarse, aunque no está aprobado por Anmat, como profilaxis y tratamiento del Covid-19.
Las fuentes farmacéuticas advierten que la prescripción no es para coronavirus, pero que entienden que esa es la aplicación que se le está dando porque un año atrás no vendían ni el 10% de lo que venden en los últimos meses.
Desde Anmat ratificaron que la droga no está aprobada para la prescripción en casos de coronavirus. La Sociedad Argentina de Infectología (SADI) señala que, además de su acción antiparasitaria, la ivermectina es un potencial inhibidor de la replicación viral del SARS-CoV-2. Sin embargo, destaca que “la evidencia disponible in vitro sugiere que para alcanzar niveles efectivos de ivermectina se necesitarían importantes aumentos y potencialmente tóxicos de la dosis” y que, hasta el momento, la evidencia científica en curso que evalúa su uso sola o combinada con otras drogas es “de muy baja calidad y no han reportado datos claros de eficacia clínica”.
Omar Sued, presidente de la institución, indicó a LA NACION que es “entendible” que “ante la desesperación” haya gente que la utilice aunque “no hay evidencia científica” de su utilidad. Advierte que, al igual que consumir cualquier otra droga para un fin diferente al prescripto, “implica sumar toxicidad, costos y complejidad”.
Afirma, además, que los resultados preliminares dejan en evidencia que su aplicación en una dosis que triplica la habitual habría producido mayor eliminación del virus en secreciones respiratorias, pero sin correlación con mejoría clínica.
“Se necesitan más estudios, con más gente, para determinar este parámetro y otros asociados a eficacia clínica y seguridad. Es correcto que las provincias quieran realizar y hagan estudios randomizados para la comprobación, pero no que usen la ivermectina como reemplazo de la prevención y de las medidas de salud pública”, agrega Sued.
A modo de ejemplo, apunta que el plasma, sobre el que había muchas expectativas, no tiene eficacia sobre el Covid-19, y los corticoides, que se creía que no funcionaban, reducen 30% las probabilidades de mortalidad.
El médico Alejandro Krolewiecki, del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales de la Sede regional Orán de la Universidad Nacional de Salta (UNSA), llevó a cabo un estudio para comprobar su eficacia contra el Covid-19. Ese trabajo preliminar fue publicado en la revista científica The Lancet. La droga se le dio a los 45 pacientes de entre 18 y 69 años contagiados por SARS-CoV-2 leve o moderado y dentro de los cinco días posteriores al inicio de los síntomas. La conclusión es que el medicamento disminuyó la carga viral de los infectados al quinto día de su aplicación.
Política provincial
En Corrientes y Tucumán, el uso de la ivermectina es política oficial para profilaxis en agentes de salud y tratamiento de pacientes positivos. También se receta en algunos hospitales públicos salteños. En Jujuy, “se está proyectando para aplicarse”, indicaron fuentes oficiales.
Corrientes la distribuye de forma gratuita entre los miembros de los equipos de salud que acepten voluntariamente usarla como profilaxis. Se fabrica en la Planta de Medicamentos provincial; como la patente está vencida no se debe pagar para producirla. Julio Vallejos, director del Instituto de Cardiología correntino, fue el impulsor de la estrategia. En conjunto con el Comité de Crisis de Covid-19 del Ministerio de Salud provincial presentó el diseño a principios de julio.
También está en marcha un ensayo clínico controlado con placebo para tratamientos de pacientes con coronavirus, llamado Ivercor. Cuenta con la aprobación del Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Noreste. El primer paciente se incorporó el 22 de agosto y sigue el reclutamiento hasta llegar a 500; la hipótesis investigada es si la droga es capaz de disminuir la internación como una manera de atenuar la enfermedad en estadios más graves.
En diálogo con LA NACION, Vallejos explica que el tratamiento preventivo compasivo con agentes de salud (“no es un ensayo clínico”) es porque son esenciales, y los más expuestos al contagio. Cada vez que se enferma uno, todos sus contacto estrechos deben aislarse y hay un riesgo extremo de colapso.
La participación es voluntaria con consentimiento informado (cada uno autoriza a registrar sus datos evolutivos generales). El médico insiste en que existen experiencias y “algunas evidencias positivas y prometedoras” y en que se trata de una terapia “segura con escasos efectos colaterales y leves“, además de ser muy económica.
Las contraindicaciones alcanzan a embarazadas, etapa de lactancia, mujeres en edad fértil sin un uso adecuado de un método anticonceptivo al menos tres meses previos o que estén buscando embarazarse; personas con enfermedad hepática y/o renal severa; alergia conocida a la ivermectina. No se la prescribe en ninguno de estos casos.
Para quienes aceptan tomarla, son dos comprimidos de seis miligramos una vez por semana durante seis a ochos semanas. Luego se descansa cuatro meses, y se podría reanudar igual esquema. En algunos casos, la acompañan con carragenina (spray nasal), un puff en cada fosa nasal, uno en cada carrillo de la boca y uno debajo de la lengua tres veces por día mientras dure el tratamiento preventivo.
El programa comenzó el 8 de septiembre. Respecto de los agentes de salud del Instituto de Cardiología, sobre 873 no participaron 502. Del resto 371 tomaron ivermectina y 241 tomaron esa droga y además carragenina. Al 1° de este mes, de los que no aceptaron la terapia, hubo 38 contagios de Covid y, en los que lo siguieron, seis y ninguno debió ser internado por complicaciones.
Pruebas
En Tucumán el uso de la droga para combatir el coronavirus comenzó a mediados de octubre; se utiliza voluntariamente en los equipos de salud, con el mismo esquema de tratamiento que en Corrientes y con un grupo de control. La ministra de Salud provincial, Rossana Chala, dijo a LA NACION que hubo “una alta adhesión”, alrededor de 700 personas, y que no han detectado efectos adversos. También están trabajando con un grupo que toma ivermectina y carragenina (el tratamiento se extiende diez semanas).
Además instrumentaron un protocolo con pacientes Covid positivo que incluye un grupo de control. En este caso es una única dosis de 24, 36 o 48 miligramos en función de si es leve, intermedio o grave. La decisión, explica Chala, se tomó después de seguir las experiencias de Corrientes y los trabajos de Krolewiecki y Héctor Carvallo, ex director del hospital de Ezeiza y docente universitario. En Tucumán, además, hay trabajos con suero equino e investigaciones en marcha para un test de control de anticuerpos.
La referencia de la funcionaria es al protocolo que Carvallo realizó junto al infectólogo Roberto Hirsch del Hospital Muñiz: usaron la droga entre el 1° junio y el 10 de agosto en una estrategia preventiva con personal médico y auxiliares de la salud (1195 en total) repartidos en cuatro centros asistenciales de Ezeiza, Caseros y Cañuelas. Del global, 788 recibieron ivermertina y carragenina; entre quienes no la usaron, hubo 237 contagios (58%). En el otro grupo, ninguno.
Desde el Ministerio de Salud de Salta prefirieron no dar detalles. Sin embargo, hace unos días el ministro Juan José Esteban dijo que están usando la droga con personal de salud del Hospital El Milagro y “por resolución preventiva” con adultos mayores y personas con enfermedades de base o causas de comorbilidad (grupos de riesgo). Él mismo admitió tomar 6,9 miligramos cada semana. También es voluntario el uso en el Hospital Arturo Oñativia, que recibió una donación de un laboratorio que la produce.
Voceros del Ministerio de Salud de Jujuy indicaron que la provincia “proyecta la aplicación”, y en el comienzo se trabajaría con 500 tratamientos. También Río Negro analiza comenzar a utilizar la droga. En San Luis, ante el aumento de la demanda de la droga en las farmacias, Graciela Sarmiento, responsable del Plan Covid-19 del Ministerio de Salud, indicó que las decisiones que toman en su órbita se basan en “evidencia científica” y que hasta ahora “no existen estudios que respalden el uso del antiparasitario como una cura efectiva o para disminuir los síntomas de la enfermedad, ni que sirva para evitar su contagio”.
Marisa es cordobesa. No es personal de salud y pidió una receta de invermectina. Toma 12 miligramos por semana y lo hará durante ocho semanas. “Me siento bien y me decidió porque mi hermano también la toma”. Tampoco él es agente sanitario ni tuvo Covid-19. Justamente Sued alerta sobre la existencia de médicos que entregan la receta a demanda del paciente y de que existen farmacias que la entregan sin receta.Un sistema automático experimental identifica el Parkinson en 45 segundos con un 80% de precisión
El infectólogo Roberto Chuit ratifica que toda medicación tiene una prescripción específica autorizada “y si no está es porque los estudios no han sido terminados”. Grafica que usar la ivermectina sin autorización de Anmat sería equiparable a “ponerse la vacuna sin que esté habilitada”.
Reconoce que algunos resultados parecen promisorios. “Pero eso no alcanza. Al no haber otra cosa muchos la utilizan como una probabilidad pero es riesgoso. No pasa nada si todo está bien, pero si llegara a pasar algo es tema judicial”.
Ese último comentario vale no para las provincias que cuentan con firmas de consentimiento para las experiencias que llevan adelante, sino para quienes compran y toman sin ningún control.
Hugo Sigman, del Grupo Insud y dueño del laboratorio que producirá en la Argentina la vacuna de Oxford y AstraZeneca, habló de la ivermectina, a la que se refirió como “otro proyecto” que barajan y se refirió al estudio publicado The Lancet. “Tenemos mucha experiencia en utilizarla en altas dosis”, apuntó y agregó que es “muy interesante para el futuro, sobre todo aplicado en pacientes que hayan presentado sus síntomas no más allá de los cinco días”.
Fuente: La Nación