Con la llegada de la primavera, las florerías registran un aumento en la venta de flores amarillas. La costumbre, instalada entre los más jóvenes a partir de la popularidad de Floricienta, transformó lo que antes se consideraba un gesto de mala suerte en un símbolo de alegría y vitalidad.
“Se impuso el tema de la flor amarilla. Los chicos lo piden mucho”, explicó Raúl, florista que preparó ramos accesibles de margaritas para que “todos puedan llevar un ramillete”.
Los precios muestran un abanico amplio. Los ramos más simples arrancan en $3.000 (yerberas) y $5.000 (margaritas). Una opción intermedia, con girasoles y otras variedades, ronda los $12.000. Los arreglos grandes, con marimonias, alelíes y girasoles, pueden trepar hasta $70.000. Y en el extremo más alto, un ramo de 100 rosas amarillas -como los que en su momento compraba el empresario “Corcho” Rodríguez para Susana Giménez- superaría hoy el millón de pesos, con la docena de rosas valuada en $120.000.
La Capital