Lidiar con la tensión psicológica asociada con el coronavirus podría estar agotándonos. Qué hacer para recuperar nuestra energía
El coronavirus ya obliga a confinarse a la mitad de la humanidad y las personas en todo el mundo han tenido que aclimatarse rápidamente para pasar una mayor cantidad de tiempo en el interior de sus hogares. Las interrupciones en la vida cotidiana han sido de gran alcance. Mientras que algunos han tenido que acostumbrarse a trabajar desde casa todos los días, otros no han podido trabajar en absoluto.
La forma en la que nuestras vidas se han transformado en un período de tiempo tan corto ha afectado en gran medida nuestras rutinas diarias, resultando en un número creciente de personas que experimentan “aturdimiento” en medio de la pandemia de coronavirus.
¿Quién no se siente lento y atontado por las mañanas desde que comenzó el confinamiento? El término médico para el aturdimiento es “inercia del sueño” y se refiere a una fase entre el sueño y la vigilia cuando un individuo no se siente completamente despierto. Las personas afectadas se sienten somnolientas, tienen dificultades para pensar con claridad y pueden estar desorientadas y torpes por un tiempo después de despertarse.
“Tras declararse el aislamiento obligatorio, las personas se vieron obligadas a conciliar las situaciones laborales con las domésticas. Es decir que que no solo tuvieron que tratar de tramitar o elaborar psíquicamente lo disruptivo de la aparición brusca de esta pandemia, pero más de la restricción por su manera de imponerse, sino que también una mayor inversión de trabajo psíquico para poder compatibilizar lo laboral y exterior con lo doméstico.
Todo cuesta el doble (desde un punto de vista de economía energética) y por ende se necesita de mayor esfuerzo”, expresó en diálogo con este medio la doctora Liliana V. Moneta, psiquiatra y psicoanalista infanto-juvenil, presidente honoraria del Capítulo de Psiquiatría Infanto Juvenil de la Asociación de Psiquiatras Argentinos.
Matthew Walker, profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de California y autor de Why We Sleep (Por qué dormimos), compara la forma en que un cerebro se despierta con el motor de un automóvil viejo, afirmando que la inercia del sueño ocurre cuando “la somnolencia aún está presente en el cerebro”. “No puedes encenderlo y luego conducir muy rápido. Necesita tiempo para calentarse”, asegura el especialista.
La razón por la cual una persona puede estar experimentando aturdimiento podría deberse a una variedad de razones, desde dormir a una hora que no se adapta a su cronotipo; no dormir por un período de tiempo suficientemente largo; no disfrutar de un sueño de buena calidad o de un problema subyacente del sueño, como la apnea del sueño (un trastorno que comúnmente produce ronquidos).
Si bien estas razones pueden indicar por qué una persona experimenta aturdimiento de forma ocasional, no aclaran por qué parece haber un número cada vez mayor de personas que con frecuencia se sienten aturdidas durante la cuarentena.
La investigación también ha demostrado que el cansancio puede ser causado por estados psicológicos, como el estrés y la ansiedad. En la situación actual, incluso podría ser la monotonía de la situación lo que nos hace sentir aturdidos. Por lo tanto, lidiar con la tensión psicológica asociada con el coronavirus podría estar agotándonos.
La salud en general puede ser un escenario que provoca ansiedad, dice Catherine Belling, profesora asociada de educación médica en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en el estado de Illinois, quien escribió un libro de 2012 sobre hipocondría. Y asegura: “Es completamente racional estar ansioso por esa pandemia, porque no estamos seguros de cómo se desarrollará”, explica.
Para Colin Espie, profesor de medicina del sueño en la Universidad de Oxford, una de las principales razones por las cuales las personas pueden sentirse bastante aturdidas últimamente es la reducción de la exposición a la luz natural del día.
El profesor explica que la luz del día es “la principal señal biológica del estado de alerta”, por lo que la falta de exposición a la luz del día o la luz exterior hace que las personas se sientan menos alertas durante el día.
“A medida que nos acercamos al período de sueño, obtenemos un aumento de una hormona llamada melatonina, que se expresa durante el sueño, justo antes del sueño y durante el sueño. La melatonina luego reduce su expresión hacia la mañana y se apaga por la luz, por lo que si las personas no están realmente expuestas a la luz por las mañanas como lo hacen normalmente cuando van a la escuela o al trabajo, entonces hay una probabilidad que tendrán más propensión a la somnolencia, especialmente a media mañana”, explica.
El especialista enfatiza aún más este punto al comparar la intensidad de la luz externa con la luz interior. “La luz externa constituye cientos de miles de lux (unidad de iluminancia). Incluso la luz brillante en el interior es probablemente solo unos pocos cientos”, indica Espie. Y continúa: “Nuestros ojos se ajustan, por lo que no necesariamente nos damos cuenta de lo oscuro que está en comparación con el exterior. Así que creo que es una parte importante de esto”.
Otro factor significativo es el impacto de la ansiedad en la calidad del sueño. Cuando las personas no pueden disfrutar de un sueño de calidad suficiente, esto puede hacer que se sientan aturdidas al día siguiente. Cuando las personas están ansiosas, la calidad de su sueño disminuye y desafortunadamente es un círculo vicioso.
Estamos en medio de una pandemia mundial de coronavirus y nos encontramos en un momento de incertidumbre y estrés sin precedentes a medida que procesamos las implicaciones de todos los aspectos de nuestras vidas. Es probable que la ansiedad esté afectando la capacidad de las personas de experimentar un sueño profundo de buena calidad.
La pandemia de coronavirus no solo ha amenazado la salud física de millones, sino que también ha causado estragos en el bienestar emocional y mental de las personas en todo el mundo. Los sentimientos de ansiedad, impotencia y dolor están aumentando a medida que las personas se enfrentan a un futuro cada vez más incierto, y casi todos han sido afectados por la pérdida.
La afluencia constante de noticias sobre el brote de COVID-19 probablemente está poniendo a muchas personas en un estado de alerta máxima y sintiendo una sensación de impotencia. Además, estar en casa todo el tiempo puede estar librando a muchas personas de una rutina regular, lo que generalmente les ayudaría a despertarse y sentirse listos para comenzar su día. El aturdimiento que experimentan las personas a medida que pasan los días es una respuesta natural a que todas nuestras rutinas normales se alteren.
Qué hacer al respecto
En primer lugar, es importante hacer todo lo posible para seguir una rutina, tanto por la noche como por la mañana. Intentar mantener una rutina regular de sueño-vigilia, incluso si no tenemos que levantarnos para ir al trabajo en este momento es clave. Funcionamos mejor cuando mantenemos un ritmo regular y dormimos lo suficiente para nuestras necesidades individuales.
Algunas personas pueden sentirse aturdidas en este momento porque pasan más tiempo en la cama de lo normal, además de tomar una siesta durante el día cuando no duermen bien por la noche. Esto tiende a romper el patrón o la disciplina de los horarios regulares de acostarse y levantarse.
Algunas personas son noctámbulos naturales y otras personas madrugadoras por naturaleza. Por lo tanto, comprender nuestra tendencia natural al sueño es algo bueno. Para descubrir un patrón de sueño que funcione, debemos considerar cuáles son nuestras necesidades individuales de sueño, cuestionar cuánto dormimos, cuál es el mejor momento para que nos vayamos a dormir y cuándo estamos más productivos durante el día, ayudará a determinar cuál es nuestro cronotipo.
Al tratar de mejorar el estado de alerta, sería prudente asegurarse de tener una buena cantidad de exposición a la luz natural por la mañana. Sin embargo, intentar aliviar el estado de aturdimiento no es solo cuestión de hacer cambios en la rutina matutina. La introducción de un ritual de relajación por la noche también podría tener un impacto positivo en el bienestar.
Los especialistas enfatizan que en el clima actual, hacer la transición entre el trabajo y la relajación en el hogar es mucho más difícil. Dormir bien por la noche es más importante que nunca en este momento, por eso debemos asegurarnos de tener un ambiente de dormitorio cómodo y relajante que nos ayude a relajarnos y desconectarnos.
“Más allá de las recomendaciones clásicas, durante esta última semana empezó a emerger una situación diferente (más de la mano de los psicoanalistas) que decía que cada uno hace lo que puede y elabora la situación como puede. Creo que más allá de no quedarse solo y poder manifestar los sentimientos y emociones, entender qué hacer con el fastidio que el brote está generando en mucha gente es hacia donde hay que apuntar”, concluyó Moneta.