Este año alcanzó un nuevo récord de pasajeros con 24 mil turistas relevados desde enero a fines de octubre. NA conversó con Carlos Agüero, el maquinista histórico del emblemático ferrocarril cordillerano para conocer detalles de su historia y de su presente.
Actualmente La Trochita realiza un viaje por día y traslada a 180 pasajeros a lo largo de unos 20 kilómetros inmersos en la Cordillera de los AndesActualmente La Trochita realiza un viaje por día y traslada a 180 pasajeros a lo largo de unos 20 kilómetros inmersos en la Cordillera de los AndesLa Trochita Chubut

El “tren emblema” de Esquel, el único ferrocarril en el mundo de trocha angosta que conserva sus piezas originales y se encuentra en funcionamiento, el pasado 7 de octubre cumplió un siglo desde que llegó a la Patagonia argentina. En la actualidad realiza un viaje por día y traslada 180 pasajeros que, en su gran mayoría, son turistas de distintas partes del mundo.

En un recorrido de 20 kilómetros, donde atraviesa la Cordillera de los Andes y “trepa cerros”, como desliza el maquinista histórico Carlos Agüero a NA minutos antes de iniciar su viaje desde Esquel a Nahuelpan, La Trochita se ha convertido en monumento histórico nacional, inmensamente querido por el personal ferroviario y administrativo de la provincia de Chubut como por cada uno de sus pasajeros.

Desde el cierre del tren en el año 1993, cuando La Trochita definitivamente se convertía en un tren exclusivamente turístico con pasajeros del mundo entero y dejaba su rol como transporte de carga, el amor por parte del personal ferroviario que continuó a cargo de su funcionamiento se multiplicó. “Para nosotros, hacer andar este tren es una satisfacción muy grande, estamos hablando de un material centenario por lo que cada vez que salimos con este tres es un viaje distinto. Esto anda con el amor de todos los que hacemos funcionar La Trochita”, cuenta Agüero, que desde más de 35 años trabaja en el tren patagónico.

El histórico maquinista llegó a Esquel en el año 1986, luego de realizar los cursos ferroviarios que se dictaban en la ciudad de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires. Desde entonces trabaja en La Trochita, en un primer momento como ayudante y más tarde como conductor. Agüero reconoce a NA que, desde la reapertura del tren definitivamente con fines turísticos “lo aprendimos a querer mucho más de lo que era antes”.

“Cada turista que viene se emociona y muchos se nos largan a llorar. En general se acercan a la locomotora emocionados para contarme alguna historia relacionada a los trenes y a sus vidas. Es muy común que se conmuevan”, agrega con orgullo.

La combinación del paisaje único con un tren histórico que llegó al país hace 100 años y que aún hoy logra conservar las dos locomotoras a vapor dos marcas y orígenes diferentes, las Baldwin, hechas en Filadelfia (Estados Unidos), y las Henschel, fabricadas en Cassel (Alemania), provocan algo que inevitablemente conmueve y llama la atención de cualquier turista que se acera hasta esas tierras.

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Cómo funciona en la actualidad

Actualmente se realiza un viaje diario, desde Esquel a Nahuelpan en un recorrido de 20 kilómetros y una hora aproximada de recorrido. “Ascendemos 800 metros a nivel del mar y vamos trepando entre los cerros”, le gusta explicarlo así a Agüero. Al llegar, los pasajeros tienen unos 40 minutos para recorrer el lugar, hay un museo de los Pueblos Originario, un paseo artesanal y distintos pobladores con comida casera recién hecha para ofrecer a sus visitantes.

Según datos oficiales de la provincia de Chubut, Pablo Daniel Muñoz, presidente de la Unidad Ejecutora del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio, dice a NA que “en el mes de octubre unos 7000 turistas viajaron en La Trochita, un nuevo récord en comparación a octubre del año anterior, cuando se registró a 3500 pasajeros.

 “Desde el inicio del año hasta fines de octubre tuvimos unos 24 mil pasajeros”, puntualiza Muñoz y destaca que “los turistas suelen destacar la originalidad y la belleza del patrimonio histórico nacional que se encuentra en ´estado vivo´, ya que toda su estructura “se mantiene todo intacto en su estado original”. Al mismo tiempo, dice que “los paisajes de la Cordillera de los Andes y la Patagonia argentina siempre son muy bien referenciados”.

La Trochita es un viaje en el tiempo que une sentimientos: muchas veces llegan pasajeros del país que recuerdan haber usado el tren para visitar a algún familiar o para acceder a estudiar a otro sitio. Eso es invaluable”, finaliza.

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Algo de su historia

“La Trochita es un testigo de aquellos años en los que las vías se expandieron por toda la Argentina”, aseguran en el sitio oficial.

Se sabe que este tren llegó a Ingeniero Jacobacci, un pequeño pueblo ubicado en la zona de la meseta central del Sur de Río Negro, en 1917. Cuatro años más tarde se buscó conectar este pueblo con Esquel, y un año después se encargaron las dos locomotoras (50 Henschel y luego 25 Baldwin) y los vagones belgas.

“Desde allí nace el trazado que llega hasta Esquel a través de 402 kilómetros y más de 600 curvas. Este tendido se realizó a lo largo de casi tres décadas sin maquinaria, a fuerza de trabajo humano con pico, pala y explosivos. En un ambiente de inviernos impiadosos y veranos resecos. Con gran esfuerzo, con interrupciones debido a las condiciones económicas nacionales e internacionales, el tendido avanzó en 1941 hasta El Maitén, y luego en 1945 hasta Esquel”, explican en el sitio.

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En referencia al cambio de función que en 1993 vivió definitivamente La Trochita con el cierre del ramal, dejando la función de tren de carga y convirtiéndose exclusivamente un tren turístico, dicen que “su relación con los viajeros comenzó mucho antes”.

“En las décadas de 1960 y 1970, La Trochita tuvo un rol importante en el movimiento de cargas y personas en la región. Pero conforme mejoraron los caminos y proliferaron los camiones y ómnibus en la Patagonia, el tren fue quedando obsoleto. Salvo para los viajeros que habían comenzado a descubrir al Sur Argentino como un destino irresistible”, se puntualiza en el mismo site.

Este incipiente perfil turístico y la fama que adquirió el tren fueron fundamentales para que pudiera reconvertirse luego del cierre del ramal. Porque cuando en 1993 el gobierno nacional decidió clausurar, entre muchos otros, este ramal, se alzaron voces incluso fuera de Argentina. Los gobiernos de las provincias de Río Negro y Chubut decidieron entonces hacerse cargo de la operación de La Trochita, que se convirtió definitivamente en uno de los iconos turísticos de la Patagonia”, concluyen.

 

Escrito por 

NA – Buenos Aires, Argentina