La suerte del policía Rubén Ortega (53) quedó echada tras una hora y media de deliberaciones cuando un jurado popular lo declaró “culpable” de intentar matar de tres disparos efectuados desde muy corta distancia a su expareja, Marisa Ivana Astudillo (45).

 

Pasadas la 0,30 de este sábado la presidente del Jurado leyó el veredicto alcanzado de manera unánime a la Jueza Mariana Giménez, cuyo pronunciamiento coincide con la calificación de los hechos planteada por la Fiscalía. En los próximos días se realizará una audiencia entre las partes para definir el monto de pena que se le aplicará al responsable de “femicidio en grado de tentativa calificado por mediar violencia de género y vínculo preexistente, agravado por el uso de arma de fuego”.

En la última jornada Ortega decidió romper el silencio para brindar una extensa declaración de más de tres horas en la que admitió su responsabilidad en los hechos, pidió disculpas a suexpreja, su familia y los hijos; resaltando que estaba arrepentido por lo sucedido.

Fue la única oportunidad en que se lo pudo observar activo, puesto que durante el resto de la jornada permaneció siempre cabizbajo.

En los alegatos el fiscal Eduardo Núñez consideró ante los miembros del Jurado que el policía llevó adelante la voluntad de matar a Marisa (Astudillo) empleando su arma reglamentaria con la que le disparó en tres oportunidades desde una corta distancia y siempre al mismo lugar. “Fue un fusilamiento”, dijo.

Para el representante del ministerio público la relación de 20 años de pareja estuvieron inmersos en reiterados episodios de violencia de género, existiendo un desequilibrio de poder por parte del hombre, con situaciones de culpa, vigilancia constante y celos excesivos.

El abogado Julio Razona representó legalmente a la víctima calificó al policía como un sujeto “nefasto y cobarde”, puntualizando que Marisa vivió durante 20 años una situación de “encierro inhumano, como un prisionero de guerra”. En su exposición resaltó que el juicio reveló la “naturalización del maltrato, agresión permanente y constante”.

El abogado César Sivo, defensor de Ortega, refirió en su exposición de una hora y media que su asistido cometió la agresión “movido por una pasión irrefrenable”. En varias oportunidades cuestionó los argumentos de la fiscalía y el particular damnificado, subrayando que Ortega “no está sano y lo están tratando”. Así planteó la diferencia entre los celos y el estado mental de su defendido, añadiendo que los disparos realizados fueron sin intención de matar.

En sus últimas palabras el oficial de policía dijo sentirse agredido por el doctor Razona y reiteró su arrepentimiento por el daño causado a Marisa, al igual que a su familia e hijos.

Precisamente, su hija presenció una parte del debate, mientras que a escasos metros se encontraban dos hermanos de Marisa Astudillo que residen en Mar del Plata. Como el desenlace se prolongo más de lo previsto se retiraron para regresar a su ciudad antes de conocerse el veredicto de culpabilidad.

 

El tremendo episodio que de milagro no acabó con la vida de la mujer que por entonces contaba con 43 años se registró en una vivienda del Barrio 9 de Julio en abril de 2017, en la que ambos residían pero habitando el hombre la parte trasera del inmueble. Con su arma reglamentaria le disparo en tres oportunidades causándole heridas de gravedad en la médula y en un pulmón, a las que se pudo sobreponer aunque en ella perduran secuelas que le impiden caminar con normalidad como asimismo se vio afectada su respiración.

Después de cuatro jornadas, luego de un inicio frustrado al no poder conformarse el Jurado, concluyó un nuevo debate oral de esta modalidad de enjuiciamiento implementada en la Provincia de Buenos Aires. El Departamento Judicial Necochea ya son cinco los casos que se resolvieron con esta temática en la que los representantes del pueblo asumen la responsabilidad de juzgar a las personas, con tres veredictos de culpable y dos de inocente.