Graciela Iris Aranda y Juan Paulino Díaz fallecieron el pasado viernes en el hospital municipal, según el acta a las 8.04 de esa calurosa mañana de enero. Estaban en camas y habitaciones separadas pero pasaron 50 años de su vida juntos y tenían siete hijos.
Él, de 72 años, estaba internado desde hacía 5 días por un infarto, Graciela, de 67, de descompensó el viernes y sus hijos la llevaron a la guardia del mismo nosocomio que desde que internaron a su compañero de vida, no dejó de visitar una sólo día.
Ella también había tenido problemas cardíacos por una baja de presión. A la misma hora, diferentes médicos en diferentes pasillos del Ferreyra les avisaban a sus hijos sobre la muerte de uno y de otro.
“Con el amor que se tenían, los veías y te dabas cuenta que eran el uno para el otro y que no podía ser diferente su ida que de esta manera, sin hacerse sufrir el uno al otro y juntos siempre juntos” le contó a esta cronista una de sus hijas.
“Se murieron los dos al mismo horario, aunque no se crea es algo que sólo el que los conocía lo explica. Porque así fueron, toda su vida compañeros” relató la joven.