En esta fecha se recuerda que el 12 de mayo de 1811 nació en la ciudad de Florencia, Italia, Florence Nightingale, quien dedicaría su vida al cuidado de los enfermos. Formada en Inglaterra, fue la creadora de la carrera de enfermería profesional, fundando en 1860 en Londres una jerarquizada Escuela de Enfermeras. A ella se debe el sistema de hospitales de Inglaterra.
Durante la guerra de Crimea (año 1884) organizó en las más duras condiciones el servicio de enfermería en el frente, lo que la convirtió en heroína popular y le posibilitó recibir de manos del rey Eduardo VII la Orden del Mérito, otorgada por primera vez a una mujer.
Florence Nightingale, ejemplo de lucha y vocación solidaria, murió el 14 de agosto de 1910. Su obra perduró y adquirió gran magnitud a través del Consejo Internacional de Enfermeras; desde su sede en Ginebra, Suiza, y a través de sus 114 Asociaciones Nacionales lleva a cabo acciones de apoyo al personal de enfermería de todo el mundo.
Hoy, en una época tan difícil y arriesgada para los trabajadores de la salud, enfermeras y enferemeros celebran su día, en primera línea y arriesgando sus vidas por la de los demás. Luchando día a día sin descanso por combatir un virus que está azotando con fuerza a nuestra sociedad. Más allá de los aplausos que resuenan en los balcones de todo el país a las ocho de la tarde, el sector reivindica un reconocimiento real y un compromiso hacia la sanidad pública y sus profesionales, tan entregados como esenciales.