El año electoral, las dificultades extremas para que oficialismo y oposición puedan generar acuerdos mínimos, más las tensiones en los propios bloques por el armado de candidaturas y listas, son las razones centrales para que en la Cámara de Diputados se hayan concretado apenas cinco sesiones en lo que va de 2019.
Excepto que ocurrieran hechos extraordinarios, no hay razones para pensar que el parate legislativo no vaya a continuar, más aún conforme se vayan acercando en el calendario las fechas para la realización de las PASO, primero (11 de agosto) y de la elección presidencial, después (27 de octubre).
Hasta aquí, en Diputados se realizaron tres sesiones especiales, una ordinaria y una informativa, para que expusiera el jefe de Gabinete, Marcos Peña. La principal iniciativa aprobada este año fue la ley de Financiamiento Político, que permite los aportes de empresas privadas a las fuerzas políticas, y establece la bancarización de esos fondos, destinados a las campañas políticas.
La ausencia de mayoría que tiene Cambiemos en la Cámara baja ha obligado al bloque oficialista, desde el primer día de la gestión de la administración Macri, a consensuar la agenda parlamentaria con la oposicón, para que los proyectos que llegaran al recinto tuvieran posibilidad de ser sancionados. En lo que va de 2019, el Congreso sancionó la menor cantidad de leyes desde 2012.
Esos acuerdos permitieron a Cambiemos consensuar, desde marzo de 2016, la mayoría de las iniciativas, principalmente con el Frente Renovador de Sergio Massa y el bloque Justicialista, encabezado por el salteño Pablo Kosiner, ahora distanciados producto de los reacomodamientos electorales.
Massa encabeza la lista de diputados nacionales del Frente de Todos que impulsa a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner como precandidatos a la presidencia y vice, mientras que Kosiner, por su parte, buscará su reelección con la lista de Consenso Federal, que lleva la fórmula integrada por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.
En el marco de la campaña para las PASO del 11 de agosto, la posibilidad de arribar a consensos para sancionar leyes impulsadas por el oficialismo parece improbable a esta altura. La confirmación de la alianza de Massa con el kirchnerismo para constituir el Frente de Todos generó una importante fractura hacia el interior del Frente Renovador y provocó el alejamiento de la jefa de ese espacio en Diputados, Graciela Camaño, que formó una bancada propia con otros cuatro ex massistas, ahora enfocados en la candidatura de Lavagna.
Por otro lado, el diputado nacional Diego Bossio se fue del bloque Justicialista y formalizó su incorporación al Frente Renovador, a pesar de que no entró en las listas de candidatos a legisladores del Frente de Todos, que encabeza el propio Massa.
La propia campaña, así como esos reacomodamientos de los bloques impidieron a las autoridades de la Cámara de Diputados, encabezados por Emilio Monzó, establecer acuerdos para concretar consensos que permitan realizar mayor cantidad de sesiones en este primer semestre del año.
Si bien tradicionalmente, los años electorales disminuyen la actividad parlamentaria, los realineamientos políticos de las diferentes fuerzas, especialmente de las distintas vertientes del justicialismo, ubicaron al primer semestre de 2019 debajo del promedio de los últimos 8 años tanto de las sesiones realizadas como por la cantidad de leyes sancionadas por el Congreso.
Entre las cinco leyes que tuvieron sanción definitiva en Diputados en este primer semestre del año figuran además de la nueva Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos, otra sobre competencia judicial en los casos de narcomenudeo, y la prórroga por un año de la emergencia económica para la producción de peras y manzanas en Neuquén, Río Negro, Mendoza, San Juan y La Pampa.