El comité noruego encargado de hacer oficiales las nominaciones, decidió incorporar como candidatos para el Nobel de la Paz 2021 a Julio Aro y Geoffrey Cardozo. El veterano de guerra argentino y el coronel británico trabajaron juntos para ubicar e identificar los restos mortales de los combatientes argentinos enterrados en el Cementerio de Darwin, como consecuencia del conflicto bélico ocurrido entre la Argentina e Inglaterra en 1982.
Cardozo le entregó a Julio Aro información fundamental para concretar la identificación de los caídos argentinos. Con estos datos, Aro creó la Fundación No me olvides (2009), para darle un marco formal a esta iniciativa.
La postulación la realizó la Universidad de Mar del Plata hace dos años y luego de insistir y conseguir los avales y apoyos correspondientes pudo concretar las candidaturas como oficiales.
Aro se enteró de la nominación oficial mientras realizaba tareas al frente de la Fundación No Me Olvides, creada junto a otros veteranos de guerra y familiares con el fin de colaborar con la causa de identificación de los soldados caídos en Malvinas.
“Para nosotros fue una sorpresa, jamás buscamos nada de esto. De todos modos, el premio más lindo y grato fue el abrazo permanente de las mamás, esas lágrimas que te dicen gracias, ese apretón de manos fuerte”, dijo Aro cuando fue sorprendido por el llamado de LA NACION, y remarcó que “pese a la pandemia seguimos trabajando para poder identificar a los siete cuerpos que faltan y que aún están en el cementerio de Darwin. Ya hemos encontrado a otras dos familias, por eso estamos viendo cómo podemos viajar para hacer la identificación”, destacó, y dejó en claro que “esto no se acaba hasta que identifiquemos al último cuerpo, agradecemos y estamos felices por la nominación al Nobel de la Paz, pero aún no terminamos, no vamos a dejar a ningún compañero atrás”.
“Esta no sería una posibilidad de obtener un premio personal, es un reconocimiento a la causa por la que tanto luchamos. Estoy feliz, pero ningún premio iguala el abrazo emocionado de una madre que esperó 36 o 37 años para poder estar frente a la tumba donde descansa su hijo”, relató a LA NACION muy emocionado el coronel británico Geoffrey Cardozo, el militar encargado de recoger, identificar y sepultar en el Cementerio de Darwin a 246 soldados argentinos caídos en combate durante la Guerra de Malvinas.
Cardozo se enteró de la nominación mientras cumplía funciones como presidente de la Fondation Franco-Britannique de Sillery, ubicada en Épinay-sur-Orge, a 200 kilómetros de Paris. “Eres el primer periodista con el que hablo”, dijo Cardozo a LA NACION, y se encargó de resaltar que esta candidatura oficial “debe ser un motivo de alegría para los argentinos, todos sufrimos y padecimos la guerra, la identificación de los cuerpos de mis chicos (así suele referirse a ellos) es una deuda que teníamos con sus madres y tardamos mucho tiempo en saldar”.
La historia
En octubre de 2008, Julio Aro viajó a un encuentro de veteranos de las Malvinas en Londres, invitado por Tony Davies, un sargento mayor del Regimiento de los Guardias Galeses que peleó en la Guerra de Malvinas y vicepresidente de la Asociación de Medallas del Atlántico Sur. Julio, que estuvo como conscripto en la guerra, no habla inglés, pero entre los soldados británicos se encontraba el coronel Geoffrey Cardozo, quien maneja muy bien el español, y le tradujo todos los diálogos con sus anfitriones.
El último día del encuentro, Aro les contó a los ingleses sobre su reciente viaje a las Malvinas, donde había quedado muy conmovido por encontrar 121 tumbas de soldados argentinos no identificados, que descansaban con la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
“Sepultamos a nuestros compañeros en tumbas de guerra o fosas comunes, y ahora están en Darwin, sin identificar. Es algo que me afecta y quiero cambiar por respeto al dolor de sus familias”, les dijo Aro a sus anfitriones. En ese momento, el coronel Cardozo apuntó que él podía ayudar con la identificación. Relató que, en 1982, había recibido la orden de recoger y sepultar en el cementerio de Darwin los 246 cuerpos de los soldados argentinos caídos durante la guerra. Incluso, tenía un informe donde detallaba ese trabajo con información precisa sobre las características de cada cuerpo, sus pertenencias y el lugar donde habían sido encontrados.
“No lo podía creer. La persona que estaba a mi lado como traductor desde hacía días era quien podía facilitar nuestra tarea”, recordó conmovido Julio Aro, en el documental “Malvinas, Héroes con nombre”, realizado por LN+ en 2018.
Cardozo viene de una familia de militares. Sin embargo, su labor en el ejército fue marcada por la diplomacia y la capacitación. De hecho, Cardozo no combatió en las islas, llegó apenas culminado el conflicto para contener a los soldados británicos y trabajar con ellos los problemas traumáticos post guerra. Allí se encontró con la labor que iba a cambiar su vida: sepultar a los argentinos caídos en combate.
Aro volvió de Londres y creó la Fundación No Me Olvides, destinada a trabajar en la contención y ayuda a familiares de los caídos en las Malvinas, pero por sobre todas las cosas, para lograr la identificación de los cuerpos de sus compañeros.
A partir de ese momento, no quedó un solo pueblo, a lo largo del país, donde residiera un familiar de uno de esos 121 soldados adonde Aro no se haya dirigido para charlar, contener y tomar las manos temblorosas de muchas madres.
Finalmente, en un proceso que estuvo a cargo de la Cruz Roja Internacional y que incluyó al Equipo Argentino de Antropología Forense, encargado de exhumar e identificar los cuerpos, en dos años se identificaron 116 de los 123 cuerpos sepultados en Darwin.
Por ese trabajo es que el Comité del Nobel de la Paz decidió en las últimas horas oficializar las candidaturas de Aro y Cardozo para la edición 2021.
“Mi mamá, María Julia, me dijo una vez que si uno de esos cuerpos en Darwin hubiese sido el mío ella no hubiera descansado nunca hasta reconocerlo. Esas palabras me pusieron una meta”, culmina conmovido Julio Aro a horas de convertirse en posible ganador del Nobel de la Paz por su labor humanitaria.