Las moratorias previsionales que abrieron durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, finalizan el próximo 23 de julio. El mecanismo es más conocido como la “ley de jubilaciones de amas de casa” porque si bien la medida aplica para ambos sexos, las mujeres son quienes se vieron más favorecidas por la medida.
Atendiendo a las órdenes del Fondo Montero Internacional que, se pondría fin a la moratoria para quienes no cuentan con 30 años de aportes.
La decisión del gobierno la comunicó el titular de ANSES, Emilio Basavilbaso, quien resaltó la necesidad de contar con una nueva ley que contemple un “haber mínimo lo más universal posible”, esto es, reducir el valor de las jubilaciones mínimas a un importe más bajo.
La primera alternativa para los mayores de 65 años que nunca generaron aportes, ante la no renovación del mecanismo jubilatorio es inscribirse en la Prestación Universal para el Adulto Mayor (PUAM).
Sin dudas un trámite simple para aquellos que lo quieran obtener, sin embargo, su monto es menor al salario mínimo y corresponde sólo a un 80 por ciento de una jubilación mínima. Por lo que pierden un 20 por ciento.
Las PUAM se lanzaron cuando se sancionó la Reparación Histórica y se trata de una especia de “subsidio del Estado al pobre”.
El FMI le exige al gobierno de Cambiemos que avance con una profunda reforma previsional, entre otras cosas.
Así, el organismo de crédito propone reducir el ratio con el que se jubilan los trabajadores y alentar un sistema de capitalización paralelo para que los trabajadores se vean obligados a suscribir seguros de retiro privados para complementar sus magras jubilaciones. El primer paso: el fin a las moratorias jubilatorias.
Ahora bien, en medio de una campaña electoral y atendiendo quizá, a los números desalentadores de las encuestas para el oficialismo, tomar una medida que perjudique a uno de los sectores más vulnerados por la economía podría jugarle una mala pasada de cara a las intenciones de continuar en el poder.