El intendente Arturo Rojas, acompañado por gran parte de su equipo de gobierno y concejales, participaron esta mañana del Tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, que se realizó en la parroquia Santa María del Carmen.
También estuvo presente la presidenta del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, Jimena López, autoridades de las fuerzas de seguridad y entidades representativas de la ciudad.
La celebración estuvo a cargo del párroco Fernando Mendoza quien estuvo acompañado por el padre Alejandro Martínez.
TE DEUM-25 DE MAYO DE 2024:
Colosenses 3,1-4
Salmo
Mt 25,14-30
“El amor a la Patria nos ha traído a este Templo para agradecer y alabar a Dios por todos los beneficios y todas las bendiciones que El ha derramado a lo largo de estos 214 años desde aquella gesta revolucionaria hasta hoy.
Te bendecimos Oh Dios, por nuestra historia, por los grandes nombres que la honran y por los sencillos, humildes y anónimos nombres que la han construido en la verdad, en la justicia y en el amor.
Te bendecimos Oh Dios, por nuestras instituciones y gobernantes; por esta democracia reconquistada y que, sin embargo, siempre vuelve a aparecer como desafío y compromiso ciudadano.
La iglesia nos enseña en su Magisterio sabio que los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio”, recordándonos la enseñanza de Nuestro Señor: “El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro esclavo” (Mt.20,26). Cristo revela a la autoridad humana, siempre tentada de dominio, que su significado auténtico y pleno es el servicio. Dios no ha querido retener para El sólo el ejercicio de todos los poderes; entrega a cada criatura las funciones que es capaz de ejercer, según las capacidades de su naturaleza. Este modo de gobierno que manifiesta tanto respeto a la libertad humana debe inspirar la sabiduría de los que gobiernan para que el ejercicio del poder no se transforme en un despotismo o tiranía.
La Iglesia también enseña que los que estamos sometidos a la autoridad debemos mirar a los superiores como representantes de Dios. El apóstol Pedro en su 1º carta nos enseña: “Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana… Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios”. La colaboración leal a la Patria, entraña el derecho y a veces el deber de ejercer una justa crítica de lo que parece perjudicial para la dignidad de las personas o del bien de la comunidad. La sumisión a las autoridades legítimas y el servicio al bien común exigen de los ciudadanos que cumplan con su responsabilidad en la vida de la comunidad política.
Habiendo escuchado la Palabra de Dios descubrimos en ella que Dios a todos nos ha capacitado de dones y talentos, a nadie ha dejado con las manos vacías. Este Señor que es generoso al darlos será exigente al reclamarlos multiplicados. Lo que hemos recibido debe ser puesto al servicio generoso del Reino de Dios que para crecer necesita de nuestra colaboración. Todo don de Dios se desvirtúa al esconderlo u ocultarlo, o al utilizarlo para beneficio personal.
Para la construcción de nuestra Patria, Dios nos ha dado talentos; ningún argentino puede excusarse de no tener nada para aportar al bien común de la Nación. Quienes dirigen hoy los destinos de nuestro pueblo sin duda alguna han recibido más talentos de Dios a través del mandato popular; los distintos poderes que conforman el estado, los que tienen la responsabilidad de informar y generar opinión, los que tienen el deber de cuidarnos y protegernos como sociedad; los que tenemos la responsabilidad de iluminar las conciencias y de orientarlas a Dios… todos hemos recibido y todos hemos de ofrecer.
Surgen preguntas a la hora de celebrar un nuevo aniversario de la revolución de mayo: ¿SIRVO A LA PATRIA, O ME SIRVO DE ELLA? ¿QUE HE HECHO CON MIS DONES Y TALENTOS? ¿LOS HE ENTREGADO GENEROSAMENTE PARA CONSTRUIR UNA PATRIA MAS DIGNA PARA TODOS? ¿HE RETENIDO INJUSTAMENTE LO QUE ES DE TODOS? ¿HE PRESTADO ALGÚN SERVICIO A LA COMUNIDAD DE MODO DESINTERESADO? ¿ME HE PREOCUPADO DE LOS POBRES, DE LOS NIÑOS DE LA CALLE, DE LOS QUE VIVEN EN SITUACIÓN DE INDIGNIDAD? ¿MI COMPROMISO CÍVICO SE RESTRINGE AL NOBLE SUFRAGIO? ¿PARTICIPO EN LAS INSTITUCIONES INTERMEDIAS O VIVO EN LA COMODIDAD DE MI MEZQUINDAD?
En la primera lectura que hemos escuchado el apóstol Pablo nos invita a elevar la mirada por encima de las realidades temporales para descubrir que somos ciudadanos del cielo; que nuestra esperanza no queda encerrada ni en la prosperidad económica, ni en los índices que regulan la ley del mercado; sino que nuestra esperanza es la gran esperanza de la gloria no medible ni alcanzable con las leyes del cálculo sino con la lógica del amor desmedido y desbordante del amor de Dios que transforma y hace nuevas todas las cosas. El cristiano no se desentiende del tiempo, ni de su compromiso histórico, pero tampoco queda atrapado en ellos; sabe tender sabiamente el puente que va del tiempo a la eternidad.
Que nuestra Madre de la Patria, la Virgen de Luján, ella que lleva en su rostro el color de nuestra raza y en sus vestidos el color de nuestra bandera, nos proteja y nos lleve hacia Dios. AMEN”.