El 4 de febrero de 1983, Necochea se preparaba para recibir con entusiasmo a la Fragata Libertad, el buque escuela de la Armada Argentina, que hacía su segunda visita al puerto de Quequén. La primera visita, dos años antes, había sido un evento festivo y se esperaba que esta vez no fuera diferente. Sin embargo, lo que comenzó como un día de celebración terminó en tragedia.

Desde semanas antes, los medios locales y regionales habían estado anunciando la llegada de la Fragata Libertad, generando gran expectativa entre los habitantes de Necochea y los turistas. Una multitud se congregó en el puerto para presenciar la entrada del buque, comandado por el capitán de navío Adolfo Mario Arduino.

El ambiente era de fiesta. Dos aviones Súper Etendar de la Aviación Naval sobrevolaron la Fragata Libertad en dos oportunidades mientras esta ingresaba al puerto. Miles de personas se habían acercado al nuevo muelle de ultramar para dar la bienvenida al buque escuela.

Pero la alegría se transformó en horror en un instante. El marinero primero de mar, Marcos Alfredo Rodríguez, quien se encontraba en el trinquete del palo mayor, fue alcanzado por una descarga eléctrica cuando se formó un arco voltaico entre la antena del primer palo mayor y uno de los cables de alta tensión que cruzaban el río. El joven marinero falleció instantáneamente y cayó al vacío.

El accidente sumió a la multitud en un silencio sepulcral. La música marcial de las bandas cesó y los rostros felices se tornaron en tristeza y llanto. Lo que había comenzado como una fiesta terminó en tragedia.

Horas después, la tripulación de la Fragata Libertad despidió los restos del joven marinero, que fueron trasladados a su provincia natal, San Juan. La Municipalidad de Necochea declaró duelo por la muerte del marinero y, aunque se suspendieron las actividades sociales en la Fragata Libertad, se permitió al público visitar la embarcación. A pesar de la tragedia, muchos turistas y residentes aprovecharon la oportunidad para conocer el buque escuela.

Este trágico suceso marcó un día de luto en la historia de Necochea. Desde entonces, la Fragata nunca más volvió a ingresar al puerto de Necochea.