Después de intensas horas de trabajo, los bomberos lograron sofocar las llamas aquella nochecita de domingo cuando la noticia sorprendió a los vecinos.

El fuego se había iniciado en el interior del teatro y las llamas lo destruyeron todo. A la mañana siguiente del siniestro, personal de bomberos y de Policía Científica realizaron las pericias para determinar las causas fenómeno y la investigación quedó a cargo del agente fiscal Walter Pierrestegui, por entonces a cargo de la fiscalía 20, quien se hizo presente en el lugar y recorrió las instalaciones para observar los daños que produjo el fuego en lugar.

Al retirarse del lugar, el fiscal sostuvo que “sólo la estructura” se salvó del fuego: de todo lo demás no quedó nada sano, todo consumido por el fuego. El intendente Arturo Rojas, reclamó en tanto que se investiguen “hasta las últimas consecuencias” las causas del siniestro, y se precise “si fue un hecho de vandalismo o si fue con alguna intencionalidad”.

La justicia pudo determinar que alguien encendió un fuego dentro del teatro, en la zona que da al lateral de la calle 89, y luego las llamas se propagaron extendiéndose por todo el edificio.

Sin embrago, ni a través de los registros de cámaras de seguridad de la zona, ni de declaraciones de testigos se pudo determinar quién fue el responsable. La causa se cerró ese mismo año.