Su turno finalizaba a primera hora de la mañana y si quería, podía ir a descansar después de trabajar toda la noche. Sin embargo, Valentín Vidal (29), un médico residente del Hospital San Roque de la localidad platense de Gonnet, sabía que todavía no era momento de ir a casa. Antes, tenía que verla a Norma, una paciente no vidente de 78 años que libraba una feroz lucha contra el coronavirus y que empeoraba minuto a minuto. Como los pronósticos no eran buenos y la mujer no podía mantener contacto con nadie, el joven profesional le había prometido a la familia hacer una videollamada desde la habitación para que los cinco hijos de ella pudieran despedirla.
Fue así que antes de dejar el Hospital, cerca de las 9 de la mañana del jueves de la semana pasada y pese al lógico cansancio, Valentín ingresó a la habitación 317 donde estaba Norma. La examinó y después de chequear sus signos vitales, le dijo que le tenía una sorpresa. El médico sacó su celular, se comunicó en ese momento con los familiares y estableció la videoconferencia. Fueron varios minutos de emoción, lágrimas y dolor. Por un lado, los cinco pudieron ver y saludar a su mamá por última vez y por el otro, la mujer de 78 años tuvo el tiempo para disfrutar de la voz de su hijos.
“Fue algo muy emocionante, tenía como un nudo en la garganta. Claro me que emocioné. Más allá de los médicos estemos preparados para estas situaciones, uno no pude evitar sentir cosas. Obviamente se me caían las lágrimas, pero no se notaron por todo el equipo de protección que llevaba puesto”, dijo Valentín en diálogo con Infobae, no sin antes aclarar que no se trata de un gesto aislado que se le ocurrió sólo a él. De hecho -sostuvo- es algo que cualquier profesional de la salud hace o haría en ese tipo de episodios.
La historia se dio a conocer en las redes sociales gracias a la médica Leticia Moreda, compañera de Vidal en el San Roque. Fue ella la que capturó la imagen del médico mientras sostenía el celular durante el videollamada. “una historia más de ésta pandemia, una historia más que merece ser contada, una historia más que demuestra que hacer medicina es mucho más que prescribir un antibiótico o colocar oxígeno”, escribió la profesional. Su posteo fue éxito viral: casi cinco mil reacciones positivas y 13 mil veces compartido.
“No me di cuenta cuando mi compañera me sacó la foto, pero es algo que había prometido. Norma, al estar en la sala de aislamiento no pude mantener contacto con ningún familiar. Sólo personal médico para que no se propague el virus. Ni siquiera detrás de un vidrio. Es algo duro pero necesario. Y como la noche anterior el cuadro de la paciente se había agravado, le comuniqué a la familia lo que estaba pasando. Ellos me pidieron verla pero como no se podía, se me ocurrió hacer la videollamada cuando finalizara mi turno y así lo hice”, describió Valentín, un médico oncólogo nacido en Balcarce y recibido de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata.
Como médico uno también transita la esfera de lo emocional y aprendí que la medicina va de la mano con una gran cantidad de sentimientos y sensaciones”, reflexionó. Norma estuvo internada en una sala especial de aislamiento durante cinco días. El doctor Vidal era uno de los profesionales que la cuidaban diariamente. Según publica el portal Infobae, a pesar de que le proporcionaban un tratamiento óptimo para su salud, su estado general era delicado y se agravó.
La llamada se hizo y aunque el dolor atravesó la situación, la felicidad de los seis -madre e hijos- se hizo notar. “Me recontraagradecieron el gesto. Estaban contentos con haber hablado con su mamá a pesar de que era para despedirla. Fue algo muy duro que nunca imaginé que fuera a tener la repercusión de tuvo”, remarcó el médico. Al otro día, el viernes 11, el estado de Norma se agravó tal como se temía. Esa misma tarde, la paciente finalmente murió. Fue un compañero el que tuvo que comunicarle la noticia a la familia. Valentín justo en ese momento no se encontraba de guardia.