Los hijos de Elvira Kruzich, una mujer de 80 años que muriera al ser atropellada por una moto hace más de cuatro años, aceptaron las disculpas del joven que conducía el rodado.

Con la voz entrecortada y sin poder evitar el llanto, Gonzalo Márquez les dijo que aquella tarde del 4 de enero de 2015, cuando transitaba por avenida 59 y 50, no vio a la mujer que, caminando, se disponía a cruzar la calle.

En virtud de estas disculpas del motociclista y la aceptación por parte de Sergio y Daniel Díaz, hijos de la víctima, se produjo un acuerdo entre todas las partes intervinientes en el juicio oral.

El fiscal Eduardo Nuñez; el abogado defensor del imputado, Juan Pablo Roselló; y el abogado Hernán Aued, representante de la familia de la víctima, acordaron llevar adelante un juicio abreviado, por el delito de “homicidio culposo agravado por conducción vehicular”, con una pena de tres años de ejecución condicional.

Elvira Antonia Kruzich tenía 82 años y era “una mujer muy vital”, tal como lo subrayaran sus hijos, que viven en Rosario y viajaron especialmente para encontrarse cara a cara con el joven que, conduciendo su moto, atropelló y mató a su madre.

Se vivieron momentos de gran emotividad en la sala del Juzgado Correccional, a cargo de Mario Juliano, quien tras escuchar al imputado y a los hijos de la víctima no dudó en asegurar que, con su actitud y el acuerdo entre sus representantes legales, se logró contar con “una oportunidad para que todos tratemos de ser mejores personas”.

Juliano, quien lleva 21 años como juez, reconoció que no suceden a menudo situaciones como la que se vivió en la sala, señalando que continuará bregando por “humanizar la Justicia”. Y elogió la actitud del imputado y los hijos de Elvira Kruzich. “Nos han dado una enseñanza”, dijo.

Juliano también pidió disculpas en nombre del Poder Judicial por el tiempo transcurrido entre el accidente y la realización del juicio: cuatro años y ocho meses.

También Sergio Díaz definió como “tiempo geológico” al que transcurrió desde la muerte de su madre hasta que se concretó el juicio, señalando que en ningún momento él y su hermano pretendieron llevar adelante un juicio civil, ni obtener un beneficio económico, sino que impulsaron la acción penal para que quien cometió el homicidio culposo pagara sus consecuencias.

Pero la actitud del conductor de la moto, pidiendo disculpas, evidentemente acongojado, hizo que no dudaran en aceptarlas.

Márquez recordó que pasaron varios días hasta que pudo darse con familiares  de la víctima, hasta que su hijo mayor pudo reconocer su cadáver en la morgue del Hospital Ferreyra.  Destacó el joven que durante ese tiempo, teniendo sólo como referencia una medalla con las iniciales de la mujer, junto a su madre, se encargó de averiguar quién era, visitando diversos lugares de residencia de ancianos.

La “humanización” de la Justicia a la que hizo alusión Juliano, realmente pudo palparse en la sala, observándose escenas conmovedoras.

Primero con el relato en medio de llantos por parte del imputado. Luego con un abrazo entre éste y  Daniel Díaz, el hijo menor de Elvira Kruzich. Y, finalmente, con un prologando abrazo entre Sergio Díaz, hijo mayor de la víctima, y el joven Gonzalo Márquez.  Abrazo durante el cual ambos se consolaron mutuamente, totalmente conmovidos.

Ahora resta que a la brevedad se concrete el juicio abreviado acordado.-