Estremecedores como contundentes testimonios se escucharon en la primer a jornada del juicio por jurados que se le sigue a Guillermo Farías, acusado de da muerte a su ex pareja Natalia Bandiera, hecho que ocurrió el domingo 17 de noviembre del año 2019 en el interior de una vivienda ubicada en calle 100 entre 87 y 89 del Barrio Los Tilos IIII.
Los minutos posteriores al asesinato de cuatro disparos que presenciaron una hija menor de edad de la víctima de 43 años y una sobrina de esta, fueron relatados por los vecinos que residen a escasos metros de la escena del crimen, quienes fueron muy precisos y coincidentes detallar la tremenda situación que se vivió esta tarde por espacio de cuatro horas.
Walter Bagnato y su esposa le brindaron protección a la hija de Bandiera. El vecino señaló haber escuchado ruidos y al salir de la casa se encontró con la menor en el medio de la calle, llorando y pidiendo ayuda. Expresó haber visto al acusado con un arma en la mano, que le dijo que llamara a la policía porque había matado a su mujer.
El hombre refirió que Farías, a quien conoce desde su niñez se encontraba “normal” y subrayó que la niña contó que durante el almuerzo su madre le anticipó que su pareja vendría a matarla, puntualizando que la criatura “estaba mal y desconsolada, ese día no me lo olvido más”, marcó Bagnato que en ese día también se hallaba con sus dos hijos.
En tanto, su esposa reveló que en todo momento tuvo miedo que ingresara Farías, motivo por el cual debieron abandonar el domicilio por la parte trasera y con la ayuda de la policía.
Romina Carolei también escuchó disparos y gritos e inmediatamente dio aviso al 911, cuya grabación se reprodujo ante los doce miembros del jurado popular. La mujer, con un tono de voz nervioso, se comunicó en dos oportunidades dando cuenta de la existencia de disparos al aire y el peligro que se vivía en ese sector del barrio.
“Amenazaba con matarse él y al que se cruzara, entraba salía todo el tiempo de la casa y le pedía cigarrillos a la policía”, señaló la vecina cuando aún restaba mucho tiempo para el desenlace.
Enzo Otranto recordó el luctuoso episodio y en un tramo se lo notó compungido por el trisite episodio, en particular cuando en la calle escuchó a Farías decir: “me cambiaste por una pija, yo te amaba, mira lo que me hiciste hacer, mira cómo te deje la cabeza”. Manifestó haber tomado un cuchillo con el que permaneció en la puerta de su casa mientras su hijo permanecía encerrado en el interior del baño; “fue un momento de mierda”, agregando que “después de los disparos hubo un silencio atroz”.
Otranto cumple funciones el municipio como inspector de comercio y conoce al acusado que se desempeñó como patovica en boliches bailables, a quien definió como un “violento”.
Los vecinos desconocían que la pareja se hallaba separada y la mayoría expresó desconocer conflictos en la pareja, a excepción de Otranto que sostuvo haber escuchado discusiones verbales de un “nivel pesado”.
En la primera jornada declaró el ex capitán de policía Ricardo de Esteban y el comisario Gastón Elía, quienes después de mucho trabajo lograron tomar contacto con Farías hasta el que decidió deponer su actitud haciendo entrega del revólver 38 que tenía en su poder.
Según Esteban, “siempre estuvo consciente de lo que hizo”, a tal punto que cuando estaba siendo trasladado le comentó que no quería ir a la cárcel porque tenía más enemigo que amigos y,, según el ex policía “tenía miedo de ser apuñalado”.