Con los restos del segundo puente, en 1923, se construyó un puente carretero sobre el río Quequén.
Era una obra reclamada por los vecinos desde hacía veinte años, pues se debía cruzar en el modesto servicio de balsas. El puente se inauguró un caluroso 20 de enero de 1924.
Ubicado sobre la continuidad de la actual avenida 10 y la calle Juncal, fue construido con los elementos que le dieron forma a un antiguo puente ferroviario ubicado sobre el actual muelle 1 –margen Quequén- y la avenida 2.
Erigido por la empresa francesa “Societé des Grands Travaux de Marseille”, el puente ferroviario acortaba el trayecto entre el obrador utilizado para la producción de los bloques destinados a las escolleras, frente al actual Hotel “Quequén”, y el comienzo de la escollera de la margen Necochea.
Además, con un tramo giratorio de 12 metros, se garantizó la continuidad de la operatoria en las instalaciones construidas por la firma “Abasolo y Compañía” (a finales del siglo XIX) sobre las inmediaciones de los actuales muelles 7, 8, 9 y 10 de la margen de Necochea.
Finalizado su uso específico, en marzo de 1922, el Ing. Juan Carlos Erramuspe, Jefe de Obras de Puerto Quequén, dio inicio a las tareas para su desarme y posterior reubicación aguas arriba del río Quequén. Debido a su exiguo tamaño, su emplazamiento demandó la construcción de un tramo de hormigón para cubrir la extensión entre márgenes.
Este puente ofició como la principal vía de comunicación entre las dos márgenes del puerto al mismo tiempo que fomentó el desarrollo turístico y comercial de Necochea y Quequén gracias a la fluidez proporcionada a locales y visitantes durante el período comprendido por los años 1924 y 1969.
Solo cinco años más tarde, en julio de 1929, el puente colgante “Hipólito Yrigoyen”, inaugurado unos meses antes del derrocamiento al Presidente homenajeado, irrumpió, de manera monumental, sobre el desolado paisaje pampeano de nuestra región.
Con información del Área de Museos e Infopuerto