El 1 de agosto de 1894, llegaba el primer tren a la Estación Necochea con vagones de pasajeros y carga. El primer jefe de Estación Lorenzo Revol repica la campana 21 veces.
Ese día, el tren cruzó por primera vez el río a la altura del paso Cardiel, para arribar finalmente a Necochea.
En 1861, Edward Lumb solicitó la concesión de una línea férrea entre Buenos Aires y Chascomús. Una vez obtenida, la transfirió a la Great Southem Railwal Co Ltd., de capitales ingleses, que conocida con el nombre de Ferrocarril del Sud inauguró sus servicios el 14 de agosto de 1865. La línea fue avanzando hacia el sur y el sureste desplazando a su paso a las diligencias.
El programa, en 1889 llevaba las vías, en distintas etapas, desde Rauch y Arbolito a Balcarce y de allí a Necochea. El 1 de agosto de 1894, el tren cruzó el río a la altura del paso Cardiel, donde estaba la balsa, para llegar finalmente a Necochea. La estación se levantaba en la actual calle 62, entre 49 y 43. La apertura del ramal Quequén-Necochea (1,5 KM), promovió el traslado del centro comercial desde la plaza hacia la calle 62 entre 61 y 49. Trece años después de su fundación la ciudad se conectaba a la red ferroviaria del país.
El impulso otorgado por el tren al sur del partido durante la primera década del silgo XX fue notable.
“Así se cumplía el servicio de temporada en 1949 “… se han establecido diez trenes de pasajeros por semana, cuatro nocturnos y seis diurnos. Los nocturnos corren por vía chas, lo mismo que tres diurnos rápidos que emplean 8 horas y 35 minutos en todo el viaje. Los otros tres diurnos corren por vía Tandil y San Manuel, durante el viaje 12 horas y 10 minutos. En los rápidos los asientos son numerados.
En los 16 años transcurridos desde la llegada del tren a Quequén, el ferrocarril tuvo un desarrollo imparable, que marcó el nacimiento de varias localidades y le dio un impulso enorme a la región.
El ferrocarril llegó a Necochea el 1º de agosto de 1894. La línea había comenzado su tendido en la Capital Federal y llegado hasta Chascomús, para luego continuar hasta Dolores en 1857.
El tramo entre esta última población y Ayacucho se habilitó en 1863, para después concretarse los 88 kilómetros hasta Balcarce.
Las vías tardaron varios años en cubrir los 105 kilómetros que separan a esa ciudad de Quequén.
El 24 de noviembre de 1892 arribó el primer convoy hasta la estación de la vecina localidad.
Para materializar el enlace entre Quequén y Necochea -sólo 1,5 kilómetros- transcurrieron dos años más, aunque la construcción del puente ferroviario había comenzado en 1890.
Más de 500 trabajadores tomaron parte en la construcción de este paso, realizado con materiales que llegaron en 1891 a través del naciente puerto local.
La llegada del ferrocarril a Necochea significó un revolucionario avance para el transporte de la época.
La jornada del 1º de agosto de 1894 resultó una verdadera fiesta para la ciudad, cuando arribó ese primer tren con vagones de pasajeros y cargas.
Entre los viajeros ilustres y personalidades se destacaba el doctor Carlos Pellegrini, ex presidente de la Nación.
El primer jefe de la estación, Lorenzo Revol, hizo repicar 21 veces la campana y numeroso público se dio cita en el lugar para adherirse a la celebración.
Sorpresivamente el 9 de enero de 1964 Ferrocarriles Argentinos anunció que, a partir del 23, quedaría clausurada la estación del Ferrocarril Roca. Esta decisión fue resistida por autoridades y fuerzas vivas, que se movilizaron para obtener la revisión de la medida, pero todo fue inútil. El último tren cruzó el río el 16 de diciembre de 1968, durante el gobierno de Onganía. Así se decretó la clausura definitiva de la estación Necochea, aduciendo razones de orden técnico y seguridad del puente ferroviario.
Desde entonces los trenes comenzaron a tener a Quequén como Terminal. En agosto de 1973 se construyó, sobre el ramal a Puerto Quequén, un apeadero para acercar a los pasajeros un poco más al centro de Necochea. Pero la gran inundación de 1980 destruyó el puente Ezcurra, que unía la zona portuaria de Necochea y Quequén con lo que el apeadero dejó de ser una ventaja. Además, se llevó al puente ferroviario, por si quedaban dudas de que el tren no volvería a cruzar el río.
Con información de BusARG.ar