Un 29 de abril de 1980, Necochea sufría una de las peores inundaciones de la historia y el agua se llevaba, entre otros valores y afectos, el Puente Ezcurra.
Las lluvias habían empezado a azotar este sector del sudeste bonaerense y ya el 27 de abril las crónicas de la época infirmaban sobre el desborde de ríos y arroyos.
Los vecinos de la ribera habían empezado ya a evacuar sus casas ante la llegada inminente del rio que comenzó a crecer temerosamente, según algunos cuando abrieron el dique de Tandil y esto desbordó los límites de la cuenca.
Para el 28 de abril la situación en nuestra ciudad era dramática. Las aguas seguían avanzando más de 200 personas del sector ribereño debieron ser evacuadas. Clubes, casas y escuelas eran arrasadas por el agua. Mientras tanto, la Terminal de Ómnibus debió ser desalojada ante la crecida. Los necochenses nos enfrentábamos a uno de los más grandes fenómenos meteorológicos de nuestra historia.
El 29 de abril, las noticias eran aún más tristes, alrededor de las 16.30 la parte central del puente carretero Ignacio Ezcurra cedió ante el empuje avasallante de la corriente y cayó ante la mirada expectante de muchos vecinos que presenciaron ese histórico momento: la caída de un puente que el 20 de diciembre de 1969, cuando fuera habilitado el tránsito.
Ese mismo día, el Pesquera III, fondeado en la rada de Necochea, es embestido por el buque Caribea y varó a 1.500 metros al Norte de la boca del Puerto. Las pérdidas para este buque fueron totales.