Empezaba a terminar un domingo más de pandemia y un intenso humo empezó a cubrir gran parte de la Villa Balnearia. Sirenas y la noticia que no tardaba en llegar: se incendiaba otra vez el complejo Casino.

El fuego se había iniciado en el interior del abandonado auditórium y controlarlo demandó más de cinco de horas de un intenso trabajo de los bomberos. Los vecinos se acercaban a la avenida 2, ya cortada y custodiada por personal de tránsito de Defensa Civil, para observar la triste postal que se repetía una vez más. Era el segundo incendio que debía soportar el deteriorado edificio, inaugurado en 1973; antes había sido en 2001, cuando las llamas devoraron el sector conocido como Z2, donde funcionaba la sala de juegos.

En las primeras horas del lunes, personal de bomberos y de Policía Científica realizaron las pericias para determinar las causas fenómeno y la investigación quedó a cargo del agente fiscal Walter Pierrastegui, quien se hizo presente en el lugar y recorrió las instalaciones para observar lo daños que produjo el fuego en lugar.

En el lugar también estuvo el intendente Arturo Rojas, acompañado por varios de sus funcionarios, incluyendo a los secretarios de Gobierno, Jorge Martínez, y de Planeamiento, Obras y Servicios Públicos, Ricardo Carrera.

Tal como sucedió durante el momento en que se producía el incendio, un buen número de vecinos se acercó hasta el complejo para observar, en este caso, el saldo que arrojó este nuevo siniestro generado en el complejo.

Cuando había transcurrido una hora y 20 minutos de la tarea, se le permitió acceder al intendente Arturo Rojas, quien con un casco protector de color rojo hizo un recorrido por las instalaciones, comprobando que todo lo que había en su interior fue arrasado por las llamas.

Al retirarse del lugar, el fiscal Pierrastegui sostuvo que “sólo la estructura” se salvó del fuego: de todo lo demás no quedó nada sano, todo consumido por el fuego. Y señaló que ahora resta aguardar qué determinan las pericias de los bomberos y policía científica respecto del origen del incendio.

Nunca se supo con certeza quién prendió fuego el casino, lo cierto que se determinó que era imposible para el estado poder solventar seguir manteniendo el edificio. La decisión política fue restaurar el Auditórium y licitar el resto de la estructura.

Se presentó un solo oferente, Casino de Victoria S.A con la intención de construir allí un complejo turístico con sala de juego, pero, un error en el proceso hizo que la licitación quede desierta.

La empresa pretendía quedarse con el título de la propiedad antes de lo previsto según lo figurado en el pliego y eso no fue aceptado por el Ejecutivo.

Por el seguro del Auditórium, semanas más tarde, Provincia Seguros depositó 10 millones de pesos en una de las cuentas bancaria de la Municipalidad de Necochea, en concepto de adelanto.

No hubo más noticias del Casino, salvo reiterados robos y hechos vandálicos destruyendo y llevándose lo poco que todavía queda en píe.