La Policía Bonaerense confirmó que el cuerpo hallado en un terreno descampado de Villa Elisa es el de Gisella Solís Calle, la odontóloga de La Plata que era buscada desde hace 14 días.
Los efectivos policiales -quienes continúan trabajando en la zona- manifestaron que los familiares de la Solís Calle reconocieron el cuerpo y también la sábana en la que estaba envuelta, la cual había desaparecido del departamento de la víctima.
“Estaba en un avanzado estado de descomposición, el olor se sentía a 200 metros”, expresaron desde la Policía Bonaerense en relación al cuerpo, el cual estaba a 40 centímetros bajo tierra. El mismo fue enterrado en un terreno aledaño a la Ruta Provincial N° 19, a sólo 2 km. de la Autopista Buenos Aires-La Plata.
En principio, la odontóloga no presentaba golpes, ni heridas de arma blanca o de bala. Presuntamente habría muerto por asfixia.
Gisella Solís Calle tiene 47 años. El martes 15 de enero se contactó por última vez con su familia. Su pareja, Casimiro Abel Campos, se suicidó en la habitación de un hotel cuando la Policía lo estaba buscando. Antes, había sido citado por las autoridades judiciales para que aporte datos sobre el paradero de su pareja, pero nunca se presentó.
La familia de la odontóloga sospecha que la pareja había mantenido una fuerte discusión. Dicen que Gisella se había cansado de la “doble vida” de Casimiro Abel que estaba casado y tenía una familia en Lobería y tenía previsto ponerle punto final a la relación. A partir de ese momento, no lograron contactarse más con ella.
Ayer brindó testimonio la loberense Cecilia Carmen Bonazza, la esposa de Campos. La mujer confirmó ante la fiscal que estuvo junto a su marido, en su casa de Lobería, los días posteriores a la desaparición. Del jueves al domingo.
Luego contó que el domingo del suicidio llevó a su marido a City Bell, a la casa de los padres de él. Relató que en el trayecto su esposo le dijo que le dolía el pecho y se sentía mal: “Al llegar a la casa de mis suegros le insisto a mi marido de llevarlo al médico y me dice que no, que me quede tranquila que el lunes iba a ir a la clínica Favaloro. Después de un rato me dijo que me volviera a Lobería porque mis hijos estaban solos. Me pide una lapicera y un papel en el cual me anota las claves de la tarjeta del Banco Provincia y también me dio las tarjetas de Anses e IPS. Le digo que me está asustando y me dice que es solo por si el lunes lo dejan internado”.
El dato de las claves bancarias no es menor. Según consta en el expediente, el lunes y martes posterior a la muerte de Campos se realizaron movimientos en esa cuenta.
Otra dato llamativo es que Bonazza negó rotundamente saber de la existencia de Gissella. Sin embargo, ante preguntas de la fiscalía, reconoció que su marido tenía amantes: “Desde siempre mi esposo mantenía otras relaciones que yo desconocía. Sí tome conocimiento de dos mujeres. Una se llamaba María Cecilia y la otra Noelia. De Gissella nunca escuché hablar”.
Este último punto llama la atención de los investigadores. Según otras declaraciones testimoniales que constan en el expediente, hace algunos meses Campos se olvidó el celular en la casa de Gissella y llamó su esposa. Atendió la mujer y tuvieron un breve diálogo. En esa conversación, a Bonazza no le resultó extraño escuchar la voz de la odontóloga del otro lado de la línea.