Casi el 70 por ciento de los lectores que participaron en la última encuesta de nuestra web coincidieron en que las noticias falsas interfieren a la hora de decidir el voto. Resultados similares se vieron en las encuestas de las redes sociales.
Las noticias falsas o “fake News” se han convertido en las vedettes del último tiempo en nuestro país sobre todo teniendo en cuenta las elecciones de este año. Con las redes sociales como rápido conducto de información que no es cierta es capaz de llegar a miles de personas en cuestión y minutos y desmentirla no es tan fácil una vez que la “pseudos verdad” ya se instaló.
Redes, blogs y pseudos portales de noticia suelen ser los creadores de la mentira que luego quedará legitimada en un abrir y cerrar de ojos.
Muchas veces la información falsa o las noticias falsas se fabrican sin recurrir a grandes técnicas: simplemente se aprovechan de la credulidad de la gente o el apuro por compartir cualquier dato alarmante que llega al celular.
Se suelen emplear títulos muy llamativos o que hacen referencia a hechos que hayan sucedido hace poco, de manera exagerada, para llamar la atención.
A veces se toman más recaudos: los textos pueden estar bien escritos, mencionar una entidad real y hasta incluir documentos que parecen ser oficiales, pero igual ser parte de una mentira.
En un estudio de Estados Unidos se comprobó que cuando la gente recibe información de un amigo, familiar o alguien en quien confían ya de por sí toman esa información como válida, sin importar quien produjo esa información o de dónde salió. Y esa confianza hace que se hagan recircular esos datos que llegan por las redes, sin dudar.
Muchas veces la gente tiende a compartir sin dudar, o sin investigar la procedencia o la fuente de la supuesta noticia o información, y a veces también tienden a creer más en quién le mando la información que en el autor del contenido.
Sin duda una alarma a tener en cuenta y de la que todos somos responsables, sobre todo y cuanto más, si somos conscientes que las mentiras influyen ni más ni menos que nuestra capacidad de elección.