Las fuerzas de seguridad, sobre todo Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina (PNA), recibieron en las últimas horas un pedido especial por parte del ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich. “Estar más atentos que nunca” a cualquier tipo de incidentes o discusión que se pudiesen llegar a producir en las mesas de votación el próximo domingo. En ese caso, los efectivos deberán alertar al fiscal general de Juntos por el Cambio, o a las autoridades electorales presentes en el lugar.
Según indica Infobae, también se les solicitó que sigan muy de cerca las urnas cuando estas son trasladadas a otro sector, por ejemplo, para que un ciudadano con alguna dificultad física pueda sufragar. La intención es cuidar, blindar cada voto, y evitar cualquier tipo de suspicacia –por parte de la oposición- para cambiar las papeletas, en este caso, de Mauricio Macri, por las de Alberto Fernández, el candidato a presidente del Frente de Todos.
Si bien la tarea de los uniformados es velar por un desarrollo tranquilo en la jornada electoral en las escuelas donde fueron habilitados los cuartos oscuros, esta vez, se “reforzó” la sugerencia.
Los oficiales jefes que escucharon atentos las sugerencias no pusieron ningún tipo de reparo, al contrario, recordaron que esa es la tarea que habitualmente desarrollan pero comprendieron la inquietud manifestada por los funcionarios del ministerio.
Las principales miradas, recomendaron desde el ministerio de Seguridad, deberán estar centradas en el Conurbano Bonaerense. Ese territorio, mayoritariamente peronista, es donde la actual oposición tiene mejor aceitado los mecanismos de fiscalización y de presuntas maniobras fraudulentas, o al menos eso entienden en el bunker de Cambiemos.
El operativo “voto blindado” tiene otras aristas. Cambiemos desplegará el domingo 27 un procedimiento que se obvió en las últimas elecciones PASO: un abogado y fiscales generales por zona estarán a tiro de teléfono ante cualquier eventualidad, por ejemplo, la intención de anular un voto de ese espacio político.
Los fiscales que fueron designados en las mesas electorales también recibieron instrucciones precisas para evitar cualquier posibilidad de fraude. Entre ellas, rodear de bancos vacíos el sector donde se realizará el conteo para evitar que alguna persona se acerque y tenga la posibilidad de cambiar una lista por otra.
Desde el oficialismo se afirma que esto ocurrió en la pasada elección, aunque cuando se piden pruebas, estas no llegan, solo se mencionan mesas en que Macri y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, obtuvieron cero votos.
El segundo pedido a los fiscales fue contar primero los votos en blanco y nulos, en vez de dejarlos a un costado y apuntarlos en las planillas después de contar los sufragios positivos, como se suele realizar. La intención es achicar el “riesgo” de que “aparezca una boleta de la fórmula Fernández-Fernández en los sobres vacíos.
Desde el comando de campaña del actual Presidente están convencidos de que en la pasada elección PASO, este tipo de “desatenciones” habría permitido “inflar” la amplia ventaja porcentual que obtuvo el binomio del Frente de Todos, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires.
La desconfianza y la creencia en el “fraude” llega a tanto, que en distritos como La Matanza, Florencio Varela, Marcos Paz, Quílmes, Lanús, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Almirante Brown, entre otros distritos del Conurbano profundo, se le pidió a los fiscales propios que lleguen a los lugares de votación asignados antes de las siete de la mañana para “pegarse” a los presidentes de mesa. Aseguran que una buena cantidad de las autoridades de mesa han sido “captadas” desde hace años por el peronismo provincial.
Además de sumar miles de fiscales nuevos a los que ya participaron en las elecciones PASO, el oficialismo reforzará el número de ellos en las escuelas donde Macri y Vidal perdieron por escándalo el pasado 11 de agosto.