El Presidente delegó en los Gobernadores la facultad de “administrar” la cuarentena en localidades aisladas de las provincias. Pero los intendentes no parecen demasiado proclives a levantar las restricciones.
Los intendentes de la Provincia de Buenos Aires no parecen demasiado entusiasmados con la idea de flexibilizar las restricciones impuestas en los sucesivos decretos del Gobierno nacional para prevenir el contagio del coronavirus, muy a pesar de los efectos devastadores que producen en las economías locales.
Ayer, Alberto Fernández anunció la entrada de la “segunda fase de la curentena”, que, dijo “será administrada” a partir de “excepciones” que habilitará la Nación a pedido de los Gobernadores, y en interlocución con el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro.
“Cada gobernador me tendrá que traer un protocolo acción para administrar esa cuarentena”, explicó Fernández, que lanzó una propuesta con tono de advertencia: “No quiero volver para atrás. Hagamos un pacto pero si no se cumple volvemos para atrás”.
La mayoría de los intendentes de la Provincia se fue a dormir con esas palabras en la cabeza. Y, después de meditarlo con la almohada, muy pocos parecen inclinarse a flexibilizar el movimiento en sus distritos más allá de los nuevos permisos que habilita la Nación. Varios de ellos organizaron esta misma mañana reuniones de emergencia con sus equipos para asimilar la situación.
Cada distrito tiene sus particulares. Algunos, como Coronel Rosales, tienen localidades de menos de mil habitantes y una cabecera -Punta Alta- que supera los 60 mil-, pero además muestra una cercanía y un flujo de circulación importante con Bahía Blanca, donde ya se contabilizan 14 casos positivos.
El intendente, Mariano Uset (Juntos por el Cambio), adelantó a la prensa que está “analizando la interpretación de la norma” en su territorio. Es que, dijo, registra “mucho intercambio de trabajadores” que incuso en el contexto de aislamiento “se mantiene”. “Por lo tanto en un reostato imaginario la llave se inclinaría más hacia el lado de los niveles más altos de aislamiento, analizando caso por caso cada una de las posibles excepciones”, anticipó.
La preocupación es compartida por su colega de Villarino, Carlos Bevilacqua (Vecinalista), que convocó a reunión del comité de seguimiento esta misma mañana. “En principio seguiría todo igual. Vamos a evaluar por localidad, porque estamos muy cerca de Bahía Blanca, donde hay casos confirmados”, dijo, e insistió: “vamos a ver cada situación para administrar la cuarentena de distinta manera, pero en principio no cambiamos nada”.
En Tornquist, distrito de menos de 15 mil habitantes, también zona de influencia de Bahía Blanca, el intendente Sergio Bordoni (Juntos por el Cambio) considera “acertado el estirar el plazo de la cuarentena” pero pide presencia del Estado para “asistir a la gente que no puede salir a trabajar” de manera urgente.
También describió el combo muy difícil que atraviesan los municipios. “En nuestro distrito ya duplicamos el número de gente asistida, estamos en 600 familias; más los insumos hospitalarios que estamos preparando para recibir la pandemia; recolección de residuos”, dijo, se combinan con “la recaudación cero”.
La cosa puede empeorar rápidamente: “ni hablar cuando tengamos que pagar haberes, dónde ya nos avisaron que la coparticipación va a caer 50 por ciento”, advirtió, por lo cual subrayó: “Por eso digo que esto va a dar resultado si hay un acompañamiento económico, de otra manera el sacrificio va ser en vano”.
En Laprida, distrito de unos 12 mil habitantes, en la zona de influencia de Olavarría, el intendente Pablo Torres (Frente de Todos) respalda las decisiones del Presidente y espera el pico de contagio para encarar una “salida paulatina” del aislamiento. A nivel distrital, explicó, están “todas las actividades rurales exceptuadas desde el primer decreto del presidente. Ahora se exceptúan otras cuestiones, como gomerías y talleres; eso nos parece perfecto”.
Pablo Torres, intendente de Laprida, en un control de acceso a la ciudad (Facebook).
Para “administrar” la cuarentena, analiza permitir que algunos comercios hagan distribucion domiciliaria de productos. “Hemos creado un registro de delivery y se podría autorizar que una persona por comercio realizara alguna tarea de distribución domiciliaria, aunque no para todos los comercios”, señaló. También busca alternativas para permitir que actividades más riesgosas, como la peluquería, puedan tener alguna actividad.
Al norte de Bahía Blanca, pero siguiendo la línea de Meridiano V, está Puan, con algo más de 15 mil habitantes. Su intendente, Facundo Castelli, de Juntos por el Cambio, tampoco prevé demasiados cambios en la cuarentena, a pesar de que no tiene casos confirmados ni sospechosos.
“No cabría la posibilidad de flexibilizar en nuestro distrito: tenemos varias localidades y entraríamos en controversia por cantidad de habitantes y creo que sería más problemático. Como el trabajo se viene haciendo bien, la idea es mantener la cuarentena hasta el 26 de abril en las condiciones que estableció el Presidente”, le dijo a la prensa..