Desde febrero de 2014, perdió 37 puntos porcentuales frente al aumento de la canasta básica total, según un informe privado.
El nivel de vida de los jubilados acusa un deterioro que, en relación con el valor de la canasta de pobreza, acumula “más de 30 puntos porcentuales” desde 2013, cuando alcanzó su máximo nivel en el siglo XXI.
En el caso de la jubilación mínima, la pérdida de poder adquisitivo confrontado con la evolución de la Canasta Básica Total (CBT) llega a 37 puntos porcentuales respecto de su máximo nivel, logrado en febrero de 2014, de acuerdo con una investigación de la Fundación Libertad y Progreso (LyP).
Según la entidad, los haberes previsionales vienen mostrando un deterioro marcado desde 2013, solamente interrumpido por una mejora aislada en 2017 (precisamente el año de menor inflación de los últimos ocho), por lo que abarca tres períodos presidenciales: el último tramo del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, el completo de Mauricio Macri y lo que ya transcurrió del de Alberto Fernández.
En este último caso, diferentes informes de economistas y consultoras sobre la reducción del déficit fiscal (primario y financiero) en lo que va de 2021 destacan que uno de los factores que incidió en esa mejora fue la baja del gasto previsional en términos reales, es decir que el gasto nominal creció por debajo de la inflación. LyP precisó en su análisis que “un jubilado que percibe un haber medio, por ejemplo, en $28.794, ha visto corroído su poder de compra de la Canasta Básica Total en un 1,9% en 2020 y en un 9,6% desde 2018”.
La Canasta Básica Total es elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para medir la evolución de los gastos de una familia en condiciones de pobreza y abarca tanto los alimentos básicos como algunos servicios esenciales. La entidad añadió que si se toma como punto de referencia el 2013, punto máximo alcanzado en el nivel de vida de los jubilados si se toman los haberes promedio, el deterioro de su capacidad de compra fue de “más de 30 puntos porcentuales”.
Para Natalia Motyl, economista de LyP, los datos muestran que “entre las prioridades del gobierno no se encuentra el bienestar de nuestros jubilados”, al tiempo que se planteó “cómo es posible que en tan sólo 5 años el nivel de vida de nuestros adultos mayores haya caído en un 14% y desde la política todavía no haya una respuesta certera a éste gravísimo problema”.
“El nivel de vida de nuestros adultos mayores se ha corroído drásticamente en una economía inflacionaria, en la que los ingresos se rezagan y el bienestar de vida se atrofia”, completó. Al respecto, LyP destacó que “si se considera a un jubilado que cobra el haber mínimo (de $20.571), se observa un deterioro en su poder de compra con respecto a la Canasta Básica Total en un 5,9% desde 2018 y en más de 37 puntos porcentuales de su valor máximo en febrero de 2014”.
La Fundación recordó que en su campaña electoral, Fernández “estableció que aumentaría 20% las jubilaciones”, pero que a un año y medio del inicio de su gobierno hubo cuatro aumentos que, acumulados, fueron de $4.987 por jubilación mínima y $4.317 para jubilaciones medias. Ese incremento, aseguró, “sólo alcanzó para evitar la caída”, pero no para recuperar el poder adquisitivo perdido.
LyP finalizó su informe indicando que “el deterioro es consecuencia de falta de políticas públicas estructurales que terminan empeorando en forma dramática el nivel de vida de los jubilados, pero especialmente de aquellos que realizaron sus aportes”.